Capitulo 8 EL INICIO DEL VIAJE





Azazel y Karui se encontraban ya en el sendero de camino a uno de los pueblos cercanos para descansar un par de horas. Tenían planeado descansar, abastecerse de alimentos para ellos y también para el caballo que jalaba la carreta donde cargaban sus pertenencias.

Realmente el albino no estaba de acuerdo con parar; ya que comenzaba a recuperar de manera lenta su energía, aunque no estuviera repuesta del todo, sabía que su resistencia era mayor que la de la chica; que ya cansada por el largo recorrido a pie, se había sentado en la carreta junto a las pertenencias.

Una vez que llegaron al pueblo comenzaron a ver puestos por todos lados con mercancías de gran variedad, los dos viajeros se acercaron a comprar los suministros para seguir con su viaje y después pasaron a registrarse en una posada no tan llamativa pero tampoco tan descuidada.

Una vez que entraron, subieron a sus habitaciones y antes de entrar Azazel le recordó a la joven que si alguien los buscaba él podría sentirlo antes de que dieran con ellos y que este le avisaría con tiempo para poder salir sin problemas del pueblo.

Karui cerró la puerta para posteriormente dejarse caer sobre la cama sin el mínimo cuidado.

-¿Por qué tenía que ponerme a curiosear en la mansión del tío Enrique? (suspiró). - Si no lo hubiera hecho, no estaría aquí en estos momentos.

-Si no lo hubieras hecho, yo no habría salido jamás de ese agujero.

-¡Aaah!... (Gritó la joven por la sorpresa). Azazel. Pero… ¿Cómo?... (Lo miró aun atónita por encontrarlo en su habitación, tan repentinamente).

Simplemente viajé entre, las sombras. (Se encogió un poco de hombros hablando sin interés). No es, como que sea la gran cosa. En la mansión solía hacerlo.

-Ya veo, pero si puedes hacer eso ¿cómo es que jamás te liberaste tú mismo?

-Porque, un sello, es precisamente para evitar que escapes, te duerme, tanto físicamente, como espiritual.(Comentó tranquilo).

-Bueno, pero recuerda que no puedes invadir mi espació personal, ¿qué hubiera pasado si? (Dijo evitando mirarlo a los ojos sonrojándose levemente). ¿Me hubiera estado cambiando?

-Bueno, en primer lugar, no es como que te pudieras quitar tan rápido esas vestimentas lujosas, y en segundo, no es como que me afectára, o causara algo en mí, el verte en ropas menores.(Contestó con tono natural dejando marcado su desinterés).

-Aaah, pero no tenías que ser tan directo. (Susurró la joven en tono molesto). Como sea, me gustaría salir para conocer el pueblo. ¿Me acompañas?

-No es como que puedas estar sola, si te dejara ir podría pasarte algo y no quiero perder mi tiempo buscándote así que iré.

Después de un tiempo, ambos se propusieron el buscar un lugar donde almorzar, caminaron un rato mirando los puestos que se amontonaban haciendo que el espacio en las calles fuera más estrecho, hasta que el letrero descolorido de un pequeño mesón llamó la atención de ambos.

Entraron, buscaron una mesa y al encontrarla tomaron asiento en sus respectivos lugares, ordenaron la especialidad del día y comenzaron a comer, era algo diferente para la chica, ya que el bullicio por parte de los aldeanos que se encontraban ahí mientras bebían en grandes cantidades los licores del lugar era algo nuevo para ella.

Todo parecía tan alegre para los clientes, excepto para la joven, no entendía cómo es que podían disfrutar de la vida sabiendo que vivían entre la miseria o eso así lo interpretaba, ya que recordando sus días en la mansión al compararlas con el día a día de todos en el pueblo le hacía sentir rabia consigo misma.

Pensaba que era injusto el estilo de vida de las personas que no contaban con títulos ante la ley, sentía que era una ofensa para los demás que los ricos malgastaran las fortunas que obtenían mediante el pueblo mientras a estos se les entregaba miserias como a simples animales.

La joven estaba sumergida en sus pensamientos hasta que la voz ronca de un hombre que aparentaba la tercera edad llamó su atención, al igual que la de Azazel.

-Te he dicho que no quiero hablar más del tema Tobías. (Dijo algo molesto mientras se acomodaba en el asiento frente a una mesa cercana a la del albino y la peli lila).

-Por favor, realmente quiero saber lo que vieron en el bosque. (Habló con insistencia sentándose frente al anciano).

(El señor suspiró pesadamente). Bien… Bien, te lo contaré , solo deja que traigan el café.(Una vez que les llevaron el café, el hombre dio un sorbo a su taza y después cerró los ojos).

-El señor Goldstink, y yo, salimos a cazar a las afueras del pueblo por el lado este, como de costumbre; llevábamos tiempo sin poder cazar animales grandes para la venta. Así que esa vez decidimos adentrarnos al bosque un poco más, sabíamos perfectamente que al adentrarnos corríamos más riesgo; estaríamos expuestos a animales más peligrosos, de los que suelen merodear por la entrada. Aun así, necesitábamos cazar, y estábamos dispuestos a correr el riesgo.

-Pero, no estábamos listos para lo que encontramos... ¡no! (Dejó caer sus manos en la mesa con fuerza). No estábamos listos para lo que nos encontró. (Habló con enfado mirando su taza de café).

Una criatura, sacada de lo más profundo del bosque, se encontraba frente al cuerpo inerte, y carente de vida de una joven, de no más de 25 años; la reconocimos al instante, por el pueblo habían puesto carteles de se busca, con su hermoso rostro, a pesar de estar cubierta de sangre por las graves heridas en su cuerpo, pudimos distinguirla.

Era la hija de los Berry, la mayor de los tres hijos, se decía que acostumbraba dar caminatas matutinas a las cercanías del bosque por el norte, para así no alejarse de su hogar; la joven era una de las que se encargaban en la panadería de sus padres, así que era lógico que ella no estuviera mucho tiempo fuera de casa.

Una mañana como cualquier otra, la chica salió para dar su caminata como era habitual; los Berry dijeron que la habían visto como de costumbre, recoger flores, así que no le dieron importancia y siguieron con sus tareas; pero al regresar la vista hacia la joven, ella había desaparecido. Pensaron que regresaría pronto, pero se equivocaron, pasaron los meses y no había rastro alguno del paradero de ella, hasta el día de hoy. Goldstink y yo, nos levantamos de madrugada, y salimos de casería. Al adentrarnos logramos ver un ciervo enorme, esa sería una de nuestras mejores cazas si lográbamos atraparlo. Corrimos para poder tenerlo en la mira, pero cuando estaba por disparar, un estruendo se hizo presente en el área; todos los animales comenzaron a esconderse, y el ciervo huyó pero nosotros, no pudimos dar ni un paso.

Los árboles cayeron a los lados cerca de nosotros, y fue entonces cuando lo vimos; era un centauro, estaba bañado con lo que parecía ser sangre, calló de rodillas sin notar nuestra presencia, y fue ahí cuando Goldstink me tomó por el hombro, y me susurró , ¡"mira"!; señalando en dirección al centauro. Al fijar la vista, la vimos, la chica no parecía desnutrida, aunque si estaba llena de cortes; sin darnos cuenta comenzamos a retroceder, hasta que resbalamos y caímos de espalda.

Jalé del gatillo de la escopeta por accidente, dándole a un árbol cerca de donde se encontraba la criatura, y esta reaccionó ante el disparo sobresaltándose y huyendo del lugar; nosotros no quisimos quedarnos para ser las siguientes víctimas, en caso de que decidiera volver, así que nos fuimos del lugar tan rápido como pudimos.

-¿Pero?... ¿Pero y el cuerpo de la chica? (Preguntó el joven que acompañaba al hombre).

-Olvídate de él, lo más seguro es que ya sea alimento para las bestias. (Dijo algo triste).

-Entonces… ¿El asesino es el centauro?... (Preguntó algo temeroso Tobías).

(Suspiró para después darle otro sorbo a su café). No puedo asegurarlo, se supone que hay paz entre nuestro mundo y el de los seres mágicos, si algún ser del otro mundo rompe las reglas será juzgado mediante los gobernantes principales y la iglesia, pero; debe haber pruebas que respalden esas acusaciones, si no, los que serían juzgados, serian aquellos que acusan al otro.

-Pero… ¿Usted qué es lo que cree, señor Lowell?

-Lo que yo opine no importará ante la ley; si lo juzgan, y consideran que es inocente, aunque yo piense que no es así, le dejarán en libertad, y a mí me condenarán a la orca, por crear disturbios. (Habló apartando la mirada molesto). Bien… (Terminó su taza de café, dejó el dinero de lo que consumieron, y se levantó). Debemos irnos muchacho; comenzaremos con tus lecciones de casería.(Sonrió un poco cambiando de tema para olvidar el mal recuerdo).

-Sí, y algún día el apellido Sálvin, será reconocido como el de usted, señor Lówell. (Sonrió ampliamente el chico siguiendo al hombre desapareciendo por la puerta del mesón).

El rostro de Karui, se había tensado un poco al escuchar la historia del hombre, algo le hacía creer que se equivocaban en cuanto al asesinato de la joven desaparecida.

-Yo también, pienso igual que tú… (Comentó el albino que hasta el momento había permanecido callado, y con ojos cerrados mientras bebía del café que había ordenado).

🤔-Mmmm, nosotros también deberemos entrar al bosque, me pregunto si… ¿Nos encontraremos con esa criatura de la que hablaban esos hombres?(Pensaba la joven). 🤔

-Descuida… (Habló aun con los ojos cerrados). En caso, de que llegáramos a encontrarnos con alguien que represente una amenaza, no permitiré que te dañen.(Abrió los ojos para mirarla).

-S… Si, es decir, entiendo.(Comentó a la vez que un sonrojo empezaba a aparecer en su rostro).

Después de conseguir suministros y unas buenas horas de descanso, Azazel y Karui se encaminaron a la entrada este, del bosque, ya que era la más cercana de donde se encontraban; sabían que si permanecían por más tiempo en el pueblo, la iglesia los encontraría rápidamente, y eso era algo que no permitirían.

-Sabía que vendrían, no es común ver extraños tan callados por el pueblo. (Salió de entre los árboles). Y menos, con esos colores de cabello. (Comentó mirándolos a ambos).

Azazel por su parte ignoró al hombre, para seguir su camino jalando la rienda del caballo, mientras que Karui se detuvo frente al hombre.

-¿A qué se refiere?(preguntó intrigada, pero seria arqueando una ceja).

-Señorita, solo he visto a dos personas, con ese color de cabello.(Sonrió con melancolía). Una mujer; parecía que era enviada por el mismísimo creador; de belleza sin igual, y un hombre; de clase, pero humilde, de aquellos que casi no hay ya en estos días.

-Dígame… ¿Quiénes eran?(Pidió mientras lo veía a los ojos).

-No recuerdo bien, fue hace muchos años, llegaron a este pueblo con la misma intención que ustedes, entrar al bosque de Deán; eran personas de buen corazón como usted, a mi parecer.(Comentó soltando un suspiro). Eran como ángeles.

-Karui… (Llamó la atención de la joven). Si no nos damos prisa, anochecerá. (Habló por fin el albino).

-Aaah, es cierto. (Regresó su vista al hombre). Gracias por la conversación, pero, debemos partir ya. (Comentó apenada).

-Descuide, entiendo. (Sonrió). Un consejo nada más, cuídese, mi lady. (tomó la mano de la joven depositando un beso). Debe ser difícil para usted, dejar la comodidad de su mansión.(Guiñó un ojo en señal de complicidad).

-Mmmm… (Asintió con una sonrisa).

-Eehy, usted. (Habló consiguiendo la atención de Azazel). Cuídela mucho, una dama como ella, no está acostumbrada al exterior.

-No sigo órdenes de seres inferiores… (Lo miró con expresión seria). Pero… Tampoco tengo pensado, dejar que algo le pase. (Dijo emprendiendo de nuevo su camino). ¡Niña!... (Alzó la voz sin mirar atrás). Muévete, o te dejo.

-¡Aaah!... (Se sorprendió por tal comentario). Con permiso, fue un placer señor. (Se despidió apresurando sus pasos para alcanzar al albino).

-Esa joven; acaso… ¿La conoce señor Lowell?(preguntó curioso un joven, mientras salía de detrás de los arbustos).

-No exactamente; pero, si a sus padres, los Bladewoods. (Sonrió con un toque de alegría y nostalgia, mientras miraba como desaparecían ambos jóvenes). Unos viejos amigos; de hecho. Hay algo que quisiera contarte Tobías; un secreto muy íntimo, que solo puedo contarte a ti. (Comenzó a caminar en dirección contraria). Vamos… Aun te falta mucho que aprender.

Por otro lado, la joven, no pudo evitar pensar en que las personas a las que describió el hombre mayor, podrían haber sido sus padres y de ser así, se sentía orgullosa de que al menos las pocas personas que llegaron a conocerlos, los recordaran de una manera agradable. Sin poder evitarlo, pensó en sus tutores y en lo que le contaron antes de salir de la mansión, si eran demonios al servicio de sus padres, ellos también debieron acompañarlos en sus viajes, por lo que tal vez conocían más el mundo de lo que ella creía. Y un último recuerdo vino a ella en ese instante; la mansión Bladewoods, antes de partir. Y en todos aquellos sirvientes que tendrían que esperar, a su regreso.





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