Capitulo 7 CIELO NOCTURNO

-Por favor, debes admitir que he hecho un buen trabajo manteniendo bajo control a ese niño, y Karui no ha vuelto a salir; le ha quedado claro que por el momento, no podrá estar fuera, debido al problema que ha ocasionado. (Se aferró al brazo de él restregando sus pechos para que los sintiera mientras lo acorralaba contra la pared). –Además, no he tenido ninguna actividad en estos últimos años; comienzo a sentirme débil. (Suplicó con tono seductor). -Y… Seriás, de mucha ayuda para…

(La alejó de manera brusca, le dedicó una mirada fría, y con voz cortante se dirigió a ella). - Hazte a un lado, Mina; te he dicho un sinfín de veces, que no tengo el mínimo interés en complacerte en las actividades que tanto te atraen. El acto sexual,  no está en mis prioridades; y no necesito de eso, así que no me interesa.

-Aaah, pero… (Lo miró desilusionada por las palabras frías que había dicho).

 Mina empezó a  sentir como si en su corazón, miles de agujas fueran clavadas una y otra vez; comenzando así a humedecer sus ojos. Pero aguantó las lágrimas, para no llorar frente a él.

 

-Ahora retírate de mí vista, y has algo más productivo; como, vigilar a nuestro indeseado huésped. Creo que eso  mantendrá distraída tu mente, al menos por un rato. Y… sigue llevando a cabo tus labores como tutora; recuerda que Karui sigue siendo nuestra responsabilidad, si algo le pasara por estar tanto tiempo con Azazel, será tu problema.  Y… ¿No creo que sea bueno recordarte lo mucho que me molesta el que las cosas no estén en orden?... O… ¿Sí?... (La miró arqueando una ceja, en señal de advertencia, para aún dedicarle unos ojos fríos y carentes de simpatía).

-No… Lucius. Como ordénes. (Bajó la mirada y dio la vuelta, para salir rápidamente de su presencia. Dirigiéndose al único lugar que le brindaba calma).

 

-¿Por qué siempre es así conmigo? A caso ¿no le he demostrado mi fidelidad? –(Suspiró mientras algunas lágrimas bajaban por su rostro, brillando con la luz de la luna, que cubría por completo el patio de la mansión; dándole un toque triste, pero, dulce a la vez. Haciéndola ver aún, más atractiva de lo usual). -Para él, sigo siendo la misma súcubo débil,  e incompetente, que no logra llenar sus expectativas.

 

-Interesante. (La miró con expresión indescifrable). -¿Una súcubo llorando?...

 

-¡Lárgate! No tengo tiempo para tus insultos. (Enfadada, contestó mirando como él se acercaba, sin importarle  su advertencia).

 

-Solo digo, que tu belleza es demasiada; como para que la opaques con algo tan carente de belleza, como lo son las lágrimas.

 

Azazel se acercó a ella para limpiar la última lágrima que adornaba su delicado, pero triste rostro. Luego, sin más; retornó su camino de regreso al interior de la mansión; ella por su parte, quedó anonadada por el comentario del peliblanco. Sin darse cuenta, un sonrojo casi imperceptible, se hiso presente en su rostro.

 

Lo que Mina no sabía, era que cierto mayordomo, la estaba observando  desde que salió al exterior a derramar sus lágrimas; y que por desgracia, o bendición, escuchó la conversación entre ella, y el albino, que la había consolado tan repentinamente. Acción, que sin duda dejó desconcertado al hombre. puesto que, aunque estaba acostumbrado a que la mujer tuviera siempre la atención del sexo masculino; le resultaba extraño, que esta vez, la atención que recibía, era de este en particular.

 

Algo en su pecho se presentó, en su turbio corazón; como un mosquito, picando una, y otra vez, en la misma herida; que más que dolor , le causaba incomodidad. No entendía a que se debía; pero, creía tener una idea del causante de dicha sensación.

 

Azazel; era el responsable de lo que le ocurría, y aun que no sabía cómo, o por qué; no estaba dispuesto a permitir que causara un cambio en su manera de pensar, o en sus emociones.

 

Los días siguientes, Lucius siguió actuando de manera fría con Mina,  como era habitual, al menos para él; aunque para el pensar de la pobre chica, no; ella sentía que últimamente se estaba comportando más distante del trato habitual. Sentía que la brecha era aún más notoria, como cuando los dos se habían conocido, y eso le entristecía demasiado. Ya que su mirada, en vez de reflejar pasión y seducción; solo mostraba la tristeza, y desesperación inherente, aunque, oculta dentro de sí, hasta ese momento.

 

 Emociones que estaba comenzando a tener, cada vez que Lucius la hacía sentir miserable; pero, que extrañamente, cierto peliblanco lograba ahuyentar, al momento de aparecer, con su manera cortante, pero atenta y en cierto modo cálida con la cual se aproximaba.

 

Aunque, claro que no se comparaba a lo que ella sentía por Lucius; o lo que éste, le hacía sentir cada vez que llegaba a ser atento. Le alegraba volver a tener la atención de alguien, la hacía sentir deseada por el  mundo entero, sensación que hace tantos años no experimentaba,  y de alguna forma, eso la hacía feliz.

Karui se encontraba en un altercado con Azazel, como muchas otras veces, en la sala de estar de la mansión; pelea infantil, a su pensar, tanto de Lucius como de Mina; que habían estado en la habitación continua  escuchando, desde el principio la tan inmadura conversación, porque ella debía ayudarle con algunos papeleos importantes. Ya que requerían la mayor atención de los dos; puesto que eran papeles que Enrique había mandado, informándoles de las situación actual, con respecto al problema que Karui había ocasionado. Pero ambos, se encontraban exhaustos, por aguantar el debate que, poco a poco comenzó a convertirse en discusión.

Molesto por los gritos, Lucius solo le dedicó una mirada con expresión de cansancio a la mujer, que inmediatamente captó la indirecta; tomó los documentos y separó los que ya estaban revisados, firmados, y así mismo los que faltaban por revisar, los colocó por separado en el escritorio de él, y salió sin siquiera dirigirle la palabra; lo cual, le extrañó al hombre mientras miraba la puerta por la que se fue la distante mucama. Ya que siempre le dedicaba algunas palabras para consolarlo, como ella solía decir; antes de dejarlo solo en la oficina, y más, cuando realmente se encontraba estresado por los acontecimientos.

 Pero esta vez, ni siquiera se había dignado a dirigirle la palabra más que para saludarlo, al iniciar el día. Eso realmente le preocupó, no era normal en ella ese comportamiento, trató de sacarlo de su mente; pero, la incertidumbre comenzó a invadirle; aun así, no podía hacer nada.

 

-Te he dicho cientos de veces que si tomas algo, lo dejes en su lugar cuando lo desocupes; Azazel, no es posible que tenga que estar detrás de ti, hasta para esto. (Dijo exasperado).

 

-¡Aaaagh!  (La observó con fastidio). - Siempre andas gritando. Comienzo a enfadarme, por tener que soportar tus lloriqueos; solo he tomado algunos libros y ya. No es,  como que, importara tanto el orden, después de todo nadie los lee hace tantos años. ¿No sé de qué te quejas?-(Habló sin preocupación recostándose en el sofá de la sala).

-¡Azazel!... Levántate  y acomoda las cosas en sus respectivos lugares, Ahora. (Gritó esta vez notoriamente molesta).-

 

-Te he dicho, que tal vez lo haga, luego de relajarme. (Alzó el tono de voz tratando de intimidarla).

 

-¡Muy bien! Ya es suficiente, ustedes dos, dejen de estar peleando; Karui, ve a la habitación de estudio, y repasa lo que te he dejado ahí; y tú .  (Señaló al albino, y habló con tono autoritario). - Mueve tú trasero, y ponte a ordenar todo lo que desacomodaste; no somos tus criados, como para hacer las cosas por ti. Así que, muévete. (Sonrió burlona). – ¡Ooh! … Prepararé verduras para la cena.

 

-¡Aaagh! …  (La miró fastidiado). – Como sea.  (Se levantó para caminar hacia la puerta de la sala y se detuvo antes de salir).

 

-🤔(Es idéntica a ella cuando se trata de mandar, se nota que los seres femeninos no son muy diferentes sean de la especie que sean; cuando ella me mandaba, tampoco le gustaba que le cuestionar a, o tardara en hacer las cosas una vez que daba las órdenes; las mujeres son tan complicadas, y a la vez tan sencillas de tratar).🤔 (Pensó el albino).

- Sabes… Te vez más hermosa cuando sonríes, no dejes de hacerlo. (Comentó mientras se retiraba, para llevar a cabo lo que se le ordenó).

 

El rostro de Mina cambio rápidamente, sonrojándose de una manera notoria; acción que no pasó desapercibida por Lucius, al momento en el que ella regresó a la oficina para terminar de ayudarle con el papeleo, después de un rato; salió de la oficina sin mediar palabra alguna, para terminar con sus labores habituales.

Inconscientemente, el mayordomo frunció el ceño un poco, y apretó sus puños. Cuando se percató de lo que hacía, se sintió confundido; jamás había actuado así por la acción de la mujer. Nunca se había preocupado por ver esos cambios en ella, o…  Más bien dicho, nunca se interesó en prestarle la más mínima atención, a dichas acciones.

 

Lucius por su lado, estaba terminando una parte  del papeleo que tanto trabajo les había dado, y seguía pensando en su manera de actuar por lo antes acontecido; al darse cuenta de eso, se molestó consigo mismo; recordando las palabras de la mujer que jamás pudo ser suya.

🤔(“Realmente siente algo por ti, si tan solo le dieras  una oportunidad”).🤔

 

 Ese pensamiento lo frustró tanto, y aun que, no sabía el por qué, no estaba dispuesto a aguantar un momento más; no sabía que ocurría consigo mismo,  pero estaba molesto, y odiaba ese sentimiento de estar perdiendo lo que es suyo.

 

 Lo único en lo que podía pensar era 🤔¿Por qué? ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué le dolía verla sonrojarse o sonreír gracias a alguien más? Acaso ella ya no sentía nada por él, como solía decir todos esos años que estuvieron juntos, o es que realmente nunca sintió nada, tal vez ella había mentido o simplemente se cansó de intentar seducirlo y decidió intentarlo con alguien más.🤔

 

No, no era nada de eso, pero; entonces ¿Qué era?

 

-🤔(¿por qué pienso tanto en todo esto?... Digo, jamás me ha afectado lo que ella diga o haga… ¿Porque ahora?... Acaso, será por su falta de atención hacia mí, es que acaso… ¿Me he acostumbrado a tener su atención, que ahora me es insoportable el no tenerla? Si… debe ser eso… Solo eso.)🤔 Y con ese pensamiento abandonó la oficina, para dirigirse a la cocina.

 

Mina, se encontraba cocinando para todos en la mansión; estaba algo distraída, ya que se sentía débil por la falta de energía. Sabía que debería intimar pronto, o estaría al borde de la muerte, pero aun no tenía con quién hacerlo.

 

Sin darse cuenta, a la hora en que vertía en un recipiente el curri que preparaba, terminó derramándose en su mano quemándola por la parte frontal, dejando su piel con un daño algo grave. Por instinto soltó el cuenco en el que había servido una porción del platillo, esperando  que este se estrellase; cerró sus ojos preparándose mentalmente para las siguientes quemaduras que se haría en los pies, ya que solo portaba unas sandalias de paja, pero este jamás calló, debido a la oportuna reacción del albino.

 

-Deberías tener más cuidado, si te quemar… (Sin terminar la frase, observó la quemadura de su mano; y rápidamente la dirigió hasta una silla para que se sentase).

-🤔(Maldición, será un problema si no lo tratamos).🤔

(Salió rápidamente de la cocina, para minutos después regresar con unas plantas; al parecer medicinales).

 

-No es nada;  ya estoy acostumbrada a este tipo de accidentes.(Comentó tratando de aguantar el dolor) . -No es, tan grab…-(Miró como sacaba unos utensilios para moler las hierbas sin terminar su frase. Azazel preparó un ungüento, y minutos después se acercó a ella)

 

El chico de ojos ámbar, limpió la herida; y con suma delicadeza empezó a ponerle el ungüento, asegurándose de que este cubriera toda la parte afectada.

-¿Por qué haces esto?... Digo… no deberías, después de cómo te he  tratado. (Preguntó en tono apenado).

 

-¿Y?... yo decido lo que quiero, o no,  hacer; además sé que los de tu especie viven por su belleza. Es una pena que pases por este tipo de situaciones. (Para que no se dañase más, rasgó un trapo limpio que pudiera cubrir su mano y así evitar daños futuros.) -Débe ser difícil.  Tener que estar limitada a vivir nada más con una porción de energía, para poder sobrevivir, y no para lo que realmente estás acostumbrada; supongo que es estresante el que ya  no se curen solas, tus heridas.

 

-Yo… bueno…  Si te soy sincera, la verdad es que ha pasado tanto tiempo, que no recuerdo lo que es tener todo mi  poder habitual. (Comentó algo insegura). -¿Disculpa? … ¿Qué es lo que me has puesto?

 

-Un ungüento.  (Susurró un poco pero de manera audible). – Para… personas…  muy especiales. (Le dio un beso fugaz en el vendaje,  usando un poco de sus poderes, para que su herida sanara más rápido).

 

Esta última acción, provocó que la mujer se sonrojara. Cuando intentó preguntar algo más, se dió cuenta de que Azazel ya se encontraba saliendo de la cocina, dejándola sola sin siquiera despedirse.

 

-¿Personas…  Muy… Especiales? (Acarició el vendaje improvisado mientras una sonrisa se formaba  en su rostro).

 

Lucius  estaba por entrar a la cocina, pero se detuvo drásticamente, al ver como el albino le daba un beso en el dorso de la mano a la  súcubo; comenzó a sentir algo extraño en su pecho, esta vez, era más fuerte que el piquete de mosquito en una herida que anterior mente había sentido.  Esta sensación era algo más, y en cierto modo le molestaba, pero lo que más le hacía enfurecer; era el sonrojo en el rostro de ella. Ver su reacción ante tal situación le producía aún más enfado, que el ver como él, besaba su mano; no entendía el por qué. pero no lo daría a demostrar.

 

-Mina, quiero que lleves nuestros alimentos a la oficina; aún tenemos mucho trabajo que hacer y necesito de tu presencia.(Dijo controlando el enfado por lo antes visto).

 

-Entiendo. –(Contestó sin interés por el comentario).

 

Al ver la reacción por parte de la mujer, volvió a sentír esa extraña sensación. Aun así no la daría a notar;  no quería que el orden que en  tanto tiempo había puesto en la mansión, fuera arruinado por unas emociones inestables, que aún no lograba descifrar; o eso creía él. Pero la verdad  no era que no las lograra descifrar, si no que ya las había descifrado; pero no las quería reconocer .

 

Sin nada más que decir se retiró dejándola sola en la cocina, comenzando su recorrido de vuelta a la oficina.

 

Al llegar a esta, pensó por unos segundos en el momento, cuando Azazel besó la mano de la mucama; el solo recuerdo, hizo que su rostro se tensara por una fracción de segundos. Cuando volvió en sí, abrió la puerta y dio el primer paso en el interior; pero al hacerlo, sintió como otro cuerpo lo empujaba con fuerza, para después escuchar como cerraban la puerta con cerrojo.

 

-Entiendo cómo te sien…-(Se dió cuenta del enfado en su rostro).- sientes.- (Dijo un poco intimidada, pero a la vez calmada).

-No sé de qué me habla, señorita, aunque la verdad es que me sorprendió su acción tan repentina. (Habló calmado, intentando contener sus nervios).

 

-¡Lucius! NO SOY CIEGA, se cómo la miras; y si no haces algo, la perde…

 

-Disculpe que me dirija de esta manera hacia usted; pero,  mi relación con Mina, es simplemente profesional; nunca ha pasado nada entre nosotros, además ella puede hacer y deshacer con su vida, lo que quie…

-(Lo interrumpió).-¡Lucius!... Por favor; los vi a los tres, en la cocina.

 

-No comprendo a lo que se ref…

 

-(Karui le dio una fuerte bofetada).- ¡Ella, te ama! … Pero, jamás has luchado por ella; y ahora que la vez feliz por alguien más te molesta, y sigues sin hacer nada…

 

-(Quedó estático por la acción de la joven).

-En eso, se equivoca. (Habló por fin).- Una persona que ama, no cambia de la noche a  la mañana  sus sentimientos por alguien.

 

-¿No entiendo? ¿cómo es que pudo aguantarte todos estos años, sintiendo algo por ti y tolerando tu indiferencia por sus sentimientos? (Frunció el ceño en señal de molestia).- No es ella la que ha cambiado sus emociones, tú la has obligado a hacerlo. Si realmente sientes algo por ella, lucha; porque si no, te arrepentirás el resto de tu vida; solo piénsalo. (Dijo saliendo rápidamente, dejándolo solo).

 

Minutos después Mina llegó a la oficina con los platos de comida para ambos, al entrar miró a Lucius parado en medio de la habitación con la mejilla roja por el golpe anterior. Se alarmó un poco, puesto que no era normal; ya que no sabía lo que había pasado minutos antes.

 

-Pero… ¿Qué es lo que pasó ? (Intentó mirarlo a la cara, pero él la esquivaba.) - ¿Lucius?...

 

-¡No es nada! (Puso su rostro serio). -Por otro lado, parece que últimamente andas muy alegre con nuestro huésped.

 

-Bueno… No es, como que, sea algo, malo. (Se encogió de hombros).

 

-Deberías enfocarte en tus deberes. (Habló arqueando una ceja).- No quiero tener que arreglar tus equivocaciones; así que por favor, no descuides tus labores.

 

-No tienes de que preocuparte, no descuidaré mis tareas. (Contestó de manera cortante, sin demostrar el dolor que le causaban sus palabras). -No seré un estorbo, para ti.

 

-Eso espero, realmente sería desagradable tener más trabajo del que ya poseo. (Comentó con expresión molesta).

 

-Sabes… ¡No se a que van estos comentarios! ... Nunca te ha importado lo que haga, o lo que diga; no entiendo por qué de  repente dices todo esto, o…  Es que… ¿Te molesta mi cercanía con él?...

 

-Por favor, no me importa en lo más mínimo su cercanía. (Dijo tranquilo pero serio a la vez, ocultando su enojo).

 

-¡Qué bueno! …  Porque Tú, no tienes derecho a criticar mis relaciones; después de todo siempre lo has dejado bien en claro. (Comentó en tono frío, mientras le dedicaba una mirada molesta).

 

Mina, puso los alimentos en una mesa aparte, para no manchar los documentos, en caso de derramarse. Comenzó a comer en silencio, y después volvió a revisar que no faltase ningún documento importante; una vez que terminó de ayudar a Lucius, salió de la oficina.

 

 

La mujer de cabellera azul oscuro, se encontraba caminando por el corredor de la mansión, pensando en lo que horas antes acababa de ocurrir; estaba increíblemente sorprendida pero también molesta. No daba crédito a la actitud del “anciano” como solía llamarlo Azazel frente a ella cada que estaban juntos.

 

 Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que golpeó con su cuerpo un pedestal en el cual se encontraba un jarrón de la madre de Karui. Objeto que era muy importante para Lucius, puesto que ella era consciente de los sentimientos de Él , hacia la ya, difunta. Lo cual le entristecía en gran medida, sabía que jamás se podría comparar con un amor antiguo y que nunca podría remplazarla, pero tampoco pretendía hacerlo.

Cuando reaccionó, fue demasiado tarde, estaba segura de  que no podía usar sus poderes para evitar la caída del objeto, comenzaba a debilitarse, pues tenía bastante tiempo que no intimaba para obtener energía, como en sus días de antaño. Aun así intentó alcanzar el jarrón; pero lo único que consiguió fue tropezarse, y caer.

 

-Deberías dejar de quedarte al límite en tu energía espiritual. (Escuchó, mientras sentía como alguien la sostenía, antes de tocar el suelo y esperar el fuerte ruido del objeto romperse, lo cual nunca sucedió).

 

-(Abrió los ojos con algo de inseguridad). -¿Aaah?... Pero… ¿Qué?...

 

-Hola... (Comentó con una sonrisa fugaz, para después volver su rostro a uno serio).- Por poco  esta reliquia, más que jarrón, sería rompecabezas. (Habló mientras dejaba el jarrón en su lugar y aun sostenía con el otro brazo a la mujer).

 

Él , la sostenía firmemente, pero con delicadeza para no dejarla caer, y al mismo tiempo no lastimarla. Pero al percatarse  de la cercanía entre ellos, ambos intentaron alejarse; Azazel algo incómodo quiso retroceder, pero pisando el vestido, resbaló y en un intento por mantener el equilibrio, sin poder evitarlo, se sujetó del pecho de ella; tirando con fuerza del escote, rasgándolo en gran medida.

Por la fuerza del albino, la mucama terminó cayendo junto a él. Al querer ponerse en pie, ambos chocaron con sus cabezas y volvieron al suelo; pero esta vez Azazel terminó encima de  ella,  con el rostro entre los pechos,  y sus manos a ambos lados del rostro de la mucama.

 

Y para alentar la situación, cierto mayordomo venía pasando por el pasillo, encontrando a ambos en dicha escena; al mirarlos se percató que la vestimenta de la mujer estaba rasgada, y tanto el albino, como ella,  estaban despeinados y sonrojados.

 

Parecía que había interrumpido su entretenido momento; lo cual, lo hizo  sentir algo aliviado, ya que por su mente lo único que pasaba era que ellos estaban por cometer un acto sexual en el pasillo; y eso, hizo que todo su cuerpo se tensara automáticamente. El solo pensamiento, de que ellos pudieran tener algo, le enfureció; pero una vez más, trató de guardar la calma.

 

 Lo único que se le ocurrió hacer fue, tomar a Azazel de sus vestimentas y lanzarlo lejos de ellos.

 

-Si vuelves, a ponerle una mano en sima, yo, personalmente, me encargaré de aniquilarte de la manera, más lenta y dolorosa que puedas imaginar; y…  ni el mismo infierno, se comparará con lo que sentirás.

 

Azazel se levantó y caminó, hasta estar, frente a ambos.

 

-Mucho cuidado…  De a quien amenazas…  ¡Viejo! .- (Lo miró más serio, y con un tono, aún más grave y frío, prosiguió). No queremos…  Que el mayordomo pierda… ¡La cabeza! . (Comenzó a caminar en dirección a su habitación, dejando a los dos demonios en el pasillo).

 

Lucius apartó la  mirada una vez que lo perdió de vista, luego se quitó su saco y se lo dio a la mujer para que esta cubriera su desnudez; una vez que se aseguró de que estaba cubierta, la cargó, y comenzó a caminar en dirección a la habitación de ella.

 

Al estar frente a la puerta, el mayordomo entró, aun con ella en brazos, la dejó sentada en la cama, y se dirigió al vestidor de la fémina; comenzó a buscar una pijama decente, pero, lo único que encontró, fueron camisones atrevidos a la altura de los muslos, así qué, tomó el que era de color azul marino,  y lo tendió en la cama a un lado de ella.

 

-Se puede saber ¿Qué pretendían hacer en el corredor?(Inquirió el mayordomo conteniendo el enojo).

 

-Fue un accidente, no volver…(Formuló siendo interrumpida abruptamente).

 

-¡Accidente o no!... Debes ser más precavida. (Trató de aguantar su enfado). Qué pensaría si, en algún momento alguien importante te encontrara de esa manera con él?

 

-Bueno…  No es, como que import…(Volvió a ser interrumpida).

 

-¡Recuerda tu lugar!... Eres la señora de la casa, por ese simple hecho, es importante; además, aunque no fuera así, vio tu desnudez. (Dijo levantando un poco el tono de voz).

 

-¿Y? …  ¿Desde cuándo  importa eso? (Lo miró molesta). El único hombre que me importaba que la viera, me ha rechazado.  (Él, la miró anonadado).  No vengas exigiendo algo que no te corresponde, yo puedo decidir a quién mostrarle mi cuerpo; además, ahora soy ¡yo! la que quiere darle ¡Eso! de mi, a él.

 

Sin más que agregar, la mujer se levantó de la cama tomando el camisón y un kimono para estar en casa, y  aun enfadada, salió de la habitación, azotando la puerta.

 


Esta vez, el demonio no pudo contener todo el enojo y coraje acumulado que por días había estado conteniendo, así que lo dejó salir sin limitarse. Un aura negra comenzó a rodearlo por completo, girando a su alrededor; una vez que juntó una gran cantidad, esta salió disparada en todas las direcciones, golpeando las paredes y agrietándolas.

 

-Es una desconsiderada; todavía que tomo mi tiempo para, aaaaaaah. (Golpeó los muebles que tenía frente a él)¿Es que acaso, ella hablaba enserio?... De verdad ¿creé que sería mejor él? No debería importarme. (Golpeó una vez más otro mueble, rompiéndolo). Más, sin en cambio. No tolero la idea de que ella este con él, en ningún sentido; el simple hecho de pensar en que alguien más que no sea yo la haga sonreír, carcome mi ser. ¡Eh cometido el error más grande de mi existencia! ¡Karui tenía razón!... Mina a aguantado demasiado, esperando a que yo, la tomase en cuenta. Y como un completo estúpido,  la eh hecho a un lado. (Con un chasquido de dedos los muebles y paredes  comenzaron a restaurar se, hasta tomar su forma normal reparándose perfectamente). No pienso aguantar más esto; por primera vez, ella merece algo de felicidad, y no planeo dejarla en manos de alguien más para que la dañe; quiero ser la razón de sus sonrisas.

 

Decidido, salió de la habitación en busca de ella, comenzó a recorrer los pasillos de la mansión buscándola de cuarto en cuarto; al cabo de unos minutos pudo divisar la cabellera negra azulada de la mujer, que aunque estuviera suelta; era seductoramente embriagante. Pero, al verla, notó que ella no se encontraba sola; frente a ella estaba Azazel, con su semblante habitual.

 

-¡Azazel! (Habló ruborizada mientras bajaba la mirada por unos segundos).

- Verás…  Yo, necesito intimar con alguien para obtener energía para mantenerme con vida; nunca me había importado con quien hacerlo, pero… me gustas. (Cerró sus ojos). Y… Esta vez, me gustaría hacerlo contigo; no por necesidad, si  no…  Porque yo, quiero hacerlo.(Abrió  lentamente sus ojos para mirarlo).

 

Los ojos de Lucius se abrieron completamente, y sus pasos cesaron al escuchar la confesión de la mujer, su respiración se detuvo, y por un segundo su mente quedó en blanco.

 

-…  (Dió media vuelta para comenzar a caminar, no quería ver como otro hombre, tomaba a la mujer que  él deseaba con desesperación, al comprobar sus propias emociones). 🤔(Yo…  La he perdido). 🤔

 

-Realmente, eres hermosa, y en cierto modo me alagas.  (La piel del mayordomo se tensó al oír la voz de Azazel, trató de no detenerse pero volvió a escucharlo hablar). Pero, me temo que debo rechazar tu petición.

 

Los ojos de Mina, y Lucius, se abrieron por completo al oír eso.

 

-Yo…  Entiendo. (Bajó la mirada y susurró) . ¿Por qué… Una vez más… Me rechazan? (Levantó su cabeza mirándolo con tristeza).

 

-Mira... (Pensó unos segundos). Realmente…  eres hermosa; pero, ambos sabemos que no quieres hacerlo conmigo, no soy la persona que se encuentra en tu corazón. Los dos sabemos que hay alguien más. Y no sería propio de mi parte, aprovecharme de que estés sensible. Eso sería muy deshonroso, hasta para mí. Sería como utilizarte; vales, y mereces más que eso.

 

Entonces. (Lo miró suplicante).  ¿Puedo preguntarte una última cosa?

 

-De acuerdo, mientras sea rápido, y pueda contestarla. (Habló  serio, pero tranquilo).

 

-¿Por qué cuando me pusiste el ungüento, dijiste que era algo, para personas muy especiales? Y…  ¿Por qué me besaste la mano? ( Preguntó con duda e inseguridad).

 

( La miró, arqueando  una ceja, con rostro de duda). -¿Yo? … ¿Dije eso?

-Aaam…  Si, tú, lo dijiste cuando hablamos.(confirmó la mujer).

 

-¡Aaah! …  Realmente no me di cuenta de lo que decía, creí que  había sido solo un pensamiento; la verdad es, que lo dije porque recordé a alguien especial para mí.(Expresó tranquilo pero con sinceridad). - Y lo del beso… Fue para donarte un poco de mi energía, para que esta se concentrase en curar la herida; simplemente eso.

 

-🤔(Así que, todo este tiempo simplemente recordaba a alguien más; que estúpida fui malinterpretando la situación).🤔 (Suspiró resignada, asimilando las palabras del albino).

 

-Si realmente lo amas, espera a que ambos estén tranquilos para hablar del tema. (Aconsejó, dándose la vuelta para volver a entrar a su habitación dejándola sola).

 

La mucama  desapareció del pasillo, mientras que Lucius seguía de pie anonadado por lo que acababa de escuchar. Caminaba lentamente pensando en lo sucedido.

 

-¿Cómo es posible que ese idiota la rechazara?... Es que…  ¿Acaso es tan ciego para no ver lo hermosa, bella, y dulce que es?... Cualquier imbécil desearía tenerla como compañía ; y aún más, desearían por lo menos,  pasar una noche con ella. Como es que no se da cuenta, de que ella vale más que cualquier otra mujer, o demonio que pueda existir.

 

-Deberías, fijarte más en lo que  dices. (Comentó apareciendo de entre las sombras) . -Si no tienes cuidado, alguien podría escuchar cosas; que tal vez no quieras que salgan a la luz.

 

-🤔(¿Cómo?..

 Es que… acaso yo…  ¿dije lo que pensé?)🤔

-¿Por qué la has rechazado? (Preguntó ignorando las palabras del peliblanco). Ella, es el sueño de cualquier hombre, o demonio.-

 

-Como escuchaste, hace un momento. No me interesa de la manera en la que ella pensaba; simplemente, me recordó a alguien especial.(Dijo sin interés alguno).-Pero…Si realmente… ¡Tú!... La vez como ella a ti; debes ir, buscarla, y decírselo. Si no…  Solo eres un cobarde más, que no puede controlar sus sentimientos.(Comentó mirándolo serio, pero tranquilo).

 

-Aun si, ese fuera el caso, somos demonios, no tenemos permitido amar. (Cuestionó apartando la mirada).

 

-Eso no es verdad…  Se nos ha negado entrar al cielo; más…  Nunca, se nos ha negado, sentir amor, o simpatía, por alguien más. (Aclaró para caminar pasando de largo).- Además…  ¿Quién decide, lo que debemos, o no, hacer, oh…  Sentir?... Solo, piénsalo… Ya estamos malditos, no hay algo más, que nos pueda afectar.(Sin más que agregar; el albino lo dejó solo, para regresar a su habitación).

 

Mina avanzaba lentamente, con pasos torpes por la mansión. Sin darse cuenta de a donde se dirigía; hasta que vio la puerta que daba paso al exterior.

 Salió, y caminó por unos minutos hasta llegar al inicio de un lago cercano, que se encontraba en parte de la propiedad. Sin importarle nada; entró en el mojando sus pies hasta los tobillos.

 

 Pero poco después  calló hincada mojándose por completo las piernas; comenzó a llorar desconsoladamente, lloraba con amargura. Se sentía miserable, había sido rechazada por dos demonios, los dos únicos por los que llegó a sentir algo especial. Su mundo se derrumbaba; creía que su existencia como súcubo era un error. De nada servía ser tan hermosa, si no podía tener al hombre que realmente deseaba. Unos pasos, hicieron que volteara rápidamente; alertándola.

 

-¿Qué es lo que quieres aquí?(Demandó en tono frío, con lágrimas empapando su rostro).

- Acaso…  ¿Aun te faltaron cosas por gritarme?

 

( El pelinegro ignoró las preguntas de la mujer). – Sabes…  El cielo está más bello, cuando cae el manto nocturno. (Dijo tranquilo).

 

-… ¿Aaah? (Lo miró confundida por su comentario).

 

-Pero…  Es aún más hermoso, cuando se refleja en tus ojos, sin esas lágrimas.

 

-Pero…-(Lo miró perpleja por su segundo  comentario). - ¿Se supone, que debo sentirme, alagada; después de todo el problema anterior?

 

-Como, te abras dado cuenta en todos estos años, nunca he sido bueno con estos temas.(Confesó encogiéndose de hombros). - Odio ver, tu rostro adornado de lágrimas; pero, lo detesto más, al saber que son por mí.

 

-(Ella lo observó por unos segundos). - ¿Ese es, tu intento de confesión? (Arqueó una ceja en forma de cuestionamiento).

 

-Como te he dicho hace un momento, no soy, muy bueno, con estos temas.

 

-Eres un idiota… - (Él, se puso frente a ella, hincándose para poder verla directo a los ojos). - Pero, no puedo estar enojada contigo mucho tiempo.

 

Lucius, la tomó en brazos cargándola como si se tratase de novios recién salidos de una iglesia. Mientras ella ocultaba su rostro en el pecho del mayordomo,  a la vez que el comenzaba  a dar pasos hacia el interior de la mansión una vez más.

 

♥️(…)♥️

 

A la mañana siguiente, la mucama despertó algo desorientada, puesto que se dio cuenta de que no se encontraba en su habitación; al intentar sentarse en la cama, sintió como alguien se lo impedía y por su cintura se aferraba fuertemente, atrayéndola hacia el, haciendo que sus cuerpos se rosaran, Mina abrió los ojos completamente, y giró su rostro en dirección a donde se encontraba el individuo con el que pasó la noche. Pero al levantar la sábana su sorpresa fue notoria.

 

Quien se encontraba junto a ella,  era nada más y nada menos que Lucius, y como si  un balde de agua helada le callera encima; los recuerdos  vinieron,  logrando que se sonrojara completamente.

 

-Veo, que, ya despertaste. (Habló con un tono ronco en su voz, y los ojos cerrados; el, ahora exhausto mayordomo).

 

-S… Si. – (Intentó  hablar sin tartamudear por los nervios sin éxito alguno).

 

-Realmente eres la mejor de tu clase, has logrado lo que nadie más; admito que perdí la cabeza por un momento, y me estuve comportando como un completo idiota, pero…-(Abrió los ojos para contemplarla).

 

 

-No, te alejes jamás, de mi lado. –(Dijo atrayéndola a él, colocando su rostro en el cuello de la súcubo).

 

-No me dejes, no, no quiero perderte. –(Mencionó en un susurro solo para el). - No a ti también.

 

Ella quedó perpleja ante la confesión del mayordomo, jamás había conocido esa faceta de él; pero le encantaba y quería seguir conociéndola. Y sin poder resistirse, se colocó encima de él, para besarlo por todo el rostro; sonriendo ampliamente, mientras le gritaba que jamás se alejaría.

 

El resto del tiempo, Lucius, se comportaba como normalmente lo hacía con respecto a Mina, frente a los demás; pero, al estar a solas ya no era tan frio con ella, aunque no se notara mucho el cambio. Para ella, era enorme, o así lo sentía. Estaba feliz y eso se reflejaba en todo su ser; puesto que se veía demasiado atractiva para los hombres que tenían la suerte de mirarla, claro que eso a ella no le importaba, pues ya tenía la atención del hombre que tanto deseaba.

 

 

Karui fue llamada por Lucius, para que le hiciera frente a la carta que tanto tiempo estuvo posponiendo en abrir. Y sin poder reusarse un minuto más, abrió la carta frente al mayordomo y la mucama que tanto tiempo habían dedicado en cuidarla, y criarla.

👑📜👑

 

 

“Querida Karui Bladewoods”

 

Sabía que te reusarías a abrir la carta, y que Lucius te obligaría al final a hacerlo, así que seré directo contigo.

 

No estoy molesto por qué entraste a mi mansión y te hayas puesto a curiosear, eres como una hija para mí, mi casa es tu casa; siempre te lo he dicho y siempre lo seguiré diciendo, a decir verdad, sabía que era cuestión de tiempo para que encontraras los planos de mi mansión, lo que me hace pensar, que has encontrado todas las cámaras secretas de la tuya.

 

Bueno, como puedes deducir, tu padre y yo estuvimos involucrados con la iglesia tiempo atrás; no se nos permite hablar al respecto de ello así que no puedo decírtelo, pero eres muy inteligente, y creo que lograste encontrar los registros de lo que hacíamos en esos tiempos.

Quiero que sepas, que todo eso fue por una buena causa; tus padres lo sabían y creían en lo que hacían, no nos juzgues, por favor. Pero desgraciadamente tuviste que entrar a curiosear en un mal momento, y la iglesia ha dado las órdenes de buscarte y apresarte, piensan que eres un peligro, ya que lo que hacíamos es algo que nadie puede saber, a no ser que estés metido en todo eso.

Quiero imaginar que ya tienes bajo tu control a Azazel, el demonio que tanto trabajo nos dio a tu padre y a mí.

 

NO CONFIES EN EL, los demonios, son mentirosos y rastreros; son capases de demostrarte que realmente les importas, con tal de conseguir su objetivo, tu alma.

 

Querida  sobrina, debes abandonar la mansión cuanto antes; Azazel no puede dañarte, debido a un trato que tu padre hizo con él; así que deberá protegerte hasta que todo esto se calme, solo puedo darte un poco de tiempo para que logres salir de la mansión. Deberás dejar a Lucius y Mina por un tiempo, en lo que ellos se encargan de los papeleos de la empresa familiar de tus padres, así que en cuanto ellos terminen podrán alcanzarte a donde quiera que te dirijas.

 Le he entregado a Lucius, el dinero que tus padres acumularon por años; por si algo llegaba a pasar, tienes dinero de sobra para no tener ningún inconveniente en tu viaje, deberás buscar la verdad por ti misma.

Un consejo más, exígele a Lucius que te diga la verdad de quienes son; él y esa mujer que se hace pasar por mucama. Si quieren que confíes en ellos, al menos que te digan la verdad de lo que saben, es solo mi consejo, tu decidirás si llevarlo a cabo o no.

 

Buena suerte.

 

Atte. El príncipe  Enrique Gloucester Tercero.

 

 

Karui quedó en shock, ante la carta que su tío le había mandado.

 

-Y ¿bien?- (Preguntó Mina  conteniendo el aliento por los nervios).

-Dice que debo irme, la iglesia quiere apresarme, dicen que soy un peligro por lo que vi, y lo que se.-(Comentó sin mirarlos a los ojos por la impresión). – También,  que ustedes me ocultan algo.

 

Los dos demonios, entendieron a qué se refería la joven, y sabían que Enrique le estaba metiendo ideas erróneas sobre ellos, cosa que no permitirían.

 

-Creo que, es hora de que le expliquemos algunas cosas, señorita.-(Hablo el mayor en tono suave).

 

La chica no dijo nada, solo esperó a que el hombre frente a ella hablara.

 

-Hace muchos años, existió una organización creada, especialmente para investigar todo lo concerniente a los ángeles, demonios, y seres mitológicos que habitan en los lugares donde la civilización humana no ha logrado penetrar. Esta organización, se encargaba de preservar la paz entre dichos seres y la humanidad; pero, había mucho odio por parte de todos, la rebelión contra Dios, por medio de sus ángeles cientos de años atrás de la existencia humana, tuvo mucho que ver. Y cuando los humanos comenzaron a poblar la tierra, los ángeles eran enviados por el creador para servirles. Pero, los humanos fueron corrompidos, ya no les satisfacía el ser los ámos en la tierra; se creían inferiores a los ángeles, a pesar de que éstos les servían, así que comenzaron a cazar, como bestias a  los seres que no fuesen humanos.

Esto, entristeció al creador, pero su amor por ellos era más grande y les perdonó, no una, ni dos veces, si no cientos.

 

Aun así, los humanos querían más poder; ellos creían que si tenían los poderes de los ángeles,  serian casi tan superiores como Dios, pero seguían siendo imperfectos. Puesto que, a pesar de que lograron obtener los poderes de los ángeles, seguían siendo, simples mortales. Así que no conformes comenzaron a experimentar con los seres. Encontrando que los demonios son inmortales en la tierra. Lo único capaz de destruir a un demonio es la presencia de Dios.  Pero… ¿Qué pasaría si un humano lograra obtener la inmortalidad de un demonio y el poder de un ángel? Fácil, crearía caos y destrucción; querría impartir justicia por su propia mano, se convertiría en un tirano, se desharía de quienes se opusieran a sus normas.

 

Pero, hubo un humano que no pensaba igual, éste, creía que podría haber paz entre los seres mitológicos, demonios, ángeles y humanos. Y fue el, quien creó la organización Demélgia; con la ayuda de la iglesia, esta se encargaría de estudiar todo lo relacionado con las razas, y buscaría la paz para todos.

 La cual, si llegó a existir; pero, el odio seguía presente en muchos de todos los seres, así que en la organización se infiltró un espía, y este fue el encargado de buscar nuevamente y estudiar la inmortalidad para los humanos; esta persona quería ser el nuevo Dios en la tierra, como, el justiciero tirano del que le habló, podría haber existido.

 

 El odiaba a los demonios, a los seres mitológicos los veía como bestias, sin importarle que también poseen una mente pensante, y envidiaba el poder de los ángeles. En busca por esa inmortalidad, fue descubierto por el creador de la organización, y este, intentó detenerlo; pero, murió en el proceso. Debido a una trampa que años después supimos que fue llevada a cabo, ese hombre no tenía culpa alguna, y su mujer tampoco, y aun así murieron para no ser recordados por la humanidad. Dejando, a una bebé recién nacida desamparada, sin el cariño paternal y maternal, por así decirlo.

 

Esos, eran sus padres, el traidor nunca fue hallado, y hasta la fecha no se sabe nada de él. Aunque a veces, tengo un pensamiento de quien podría ser.

 

Esa es la verdad, que tanto le habíamos ocultado, por su propio bienestar. Al menos, hasta que estuviera lista para afrontarla.

 

-Eso, ¿eso es todo? ¿No me ocultan algo más?(Dijo mirándolos a ambos de manera desconfiada).

 

-Si, hay algo más.(Habló en tono serio).

 

-… ¿Qué? Diganmeló… (Exigió con desesperación).

 

- Mina y yo, somos demonios invocados por sus padres, y estuvimos al servicio de su familia desde que llegamos a la tierra. Jamás los traicionamos, y sus padres confiaban plenamente en nosotros; por eso nos otorgaron el cargo de criarla, y cuidarla hasta que usted decidiera el dejarnos libres o no.

 

-Eso, eso es imposible, tú eres el mayordomo de mi padre, fuiste su amigo, y tú. (Dijo mirando a Mina). – Fuiste, la doncella de compañía de mi madre, y su mucama personal.

 

-Es verdad, pero también es cierto que somos demonios; a mí me invocaron y me tendieron una trampa, su padre controlaba demonios con fines nobles. Y luego los dejaba en libertad si veía que cambiaban, por así decir, para bien.(Comentó la mujer, sin expresión alguna).

 

-¿Cuáles son sus nombres reales?(Preguntó temerosa).

 

-Kitsune, de siete colas. (Dijo con un tono de melancolía). -Súcubo.

 

-¿Y tú? (Miró a Lucius con un toque de inseguridad).

 

-Mi nombre, es Adrammelech; presidente del senado de los demonios, y supervisor, del guardarropa, de,  Lu…ci…fer… (Dijo el último nombre lentamente, dejando en claro un enfado y  asco notorio). Aun así, desde que conocí a su familia, no quise alejarme, y no tengo intenciones de hacerlo; siempre estaré a los servicios de la familia Bladewoods, o al menos, hasta que ya no me necesite. –(Aclaró con una sonrisa de lado, demostrándole sinceridad a la chica).

 

Lágrimas comenzaron a derramarse por su rostro, no estaba molesta por el hecho de que le ocultaran la verdad; si no, porque se sentía culpable, por haber dudado de los dos únicos seres, que toda su vida le habían demostrado que jamás la lastimarían. Sentía que los había traicionado, por haber creído en las palabras de su tío, con respecto a que todos los demonios son crueles, y que éstos, jamás cambiarán ; ya que al menos, con ellos, eso era la excepción.

Mina, siempre fue atenta y cariñosa, a su manera, tal como cualquier madre lo hubiera sido, y Lucius, aun que era frío, y distante, siempre le recordaba que su único motivo de existir, era ella; ambos, fueron y seguían siendo, los padres que ella reconocía. Aunque no fueran sus progenitores, ella los había amado como tal; y el haber dudado de ellos en este momento, la hacía enfadar consigo misma.

Sin saber que más decir, Mina se acercó a la joven, y la abrazó fuertemente.

 

-No me molesta que hayas dudado de nosotros, es normal, somos demonios después de todo; traicioneros, y rastreros, como muchos llegan a pensar. – (Sujetó la cara de la chica, para mirarla a los ojos).

 

Karui, lloraba con más intensidad, al escuchar las palabras de su nana; como ella la llegó a llamar por mucho tiempo en su infancia.

 

-¿Eehy?... Está bien, no debes molestarte, después de todo eres humana; y es normal no confiar en demonios, así como no confías en Azazel. Es comprensible que, al saber esto de nosotros, dudes.(comentó limpiándole el rostro).

-En otra habitación, un Azazel adormilado comenzó a sentir picazón en la nariz, y por ende estornudó.

 

-(Lucius, se acercó a ambas, y las abrazó). - Sabes cuánto lamento, no haber podido impedir la muerte de tus padres, pero no me arrepiento de haber tenido que ser tu tutor todo este tiempo. Eres nuestro más grande orgullo; el orgullo de la familia Bladewoods, y eso, nadie lo cambiará.

 

-Ahora, debes irte a tu habitación, para alistar tus pertenencias, nosotros nos encargaremos de lo demás. Azazel y tú, saldrán de aquí;  y, cuando terminemos los trámites de la empresa Bladewoods, los alcanzaremos.(Dijo tranquilo pero seguro).

 

-Pero, no sabrán donde estaremos…-(Él colocó su dedo índice en los labios de la joven a modo de silencio).

 

- Una madre, sabe cómo encontrar a sus polluelos, y tú, eres el polluelo de Mina; eres nuestro retoño de vida, y siempre, te vamos a encontrar.(Se dedicaron una sonrisa, para después ella poder retirarse a su habitación).

 

Al estar en el pasillo que la llevaba a su recámara , se detuvo frente a uno de los enormes ventanales, que dejaban ver la hermosura de la naturaleza que rodeaba la mansión; pero, no se detuvo para apreciar el entorno, si no, para ver  que fuera de esta, algo estaba cayendo del cielo. La joven extrañada, abrió el ventanal, y se paró sobre  el borde, estirando la mano para alcanzar lo que caía tan lentamente.

 

Al por fin tenerlo entre sus manos, lo apreció con detenimiento, una  pluma negra brillante como la noche de aproximadamente 30 o 40 centímetros, era lo que había captado la atención de la chica. Confundida siguió su camino, y guardó la pluma entre sus pertenencias, ya después, tendría tiempo para preguntarse, ¿cómo es que una pluma caía sin la presencia de un ave, frente a su ventana?

 

Por otro lado, Lucius, estaba ya de pie, frente a su escritorio, mirando a Azazel, el cual había sido llevado por Mina, y ella los había dejado a solas, para que tuvieran una plática tranquila, y sin interrupciones.

 

-Creo, que sabes lo que está pasando en estos momentos, o ¿me equivoco?- (Lo miró con una ceja arqueada, pero con rostro serio).

-Si, se lo que ocurre, viejo, después de todo, como no iba a escuchar sus lloriqueos con el tema de que has sido como un padre para esa niña, y lo culpable que te sientes, por no haber protegido a sus padres, y bla, bla, bla…-(habló desinteresado pero serio).

 

-No tientes, a tu suerte, muchacho.- (Dijo algo molesto).

 

-🤔(Jump… Así que ¿Adrammelech?, sería interesante, ver que tan poderoso es éste viejo, después de todo, padre siempre habló de él; molesto, como, si, lo odiara).🤔

 

-Deberías ser tú, quien no tiente a la suerte. –(Sonrió arrogante y frío a la vez). - Da gracias, de que esté tranquilo, por ahora.

 

-(suspiró). – Bien, entonces comprendes que si intentas dañar a Karui. morirás, ¿cierto?

 

-Sé que el padre de la niña hizo algo sin mi consentimiento, jamás hice un trato con él, pero eso es lo que se le ha dicho a ella, por otro lado, el hechizo que me pusieron,  destruye la parte de mi cuerpo con la que intento dañarla, como si, se tratase de una advertencia . Además, tengo entendido que la buscan por haberme liberado, o algo así ¿no?

 

-Estas en lo cierto, viéndolo por ese lado, le debes a ella el que ahorita estés libre en el mundo.

 

-No me gusta deberle nada a nadie, así que la cuidaré hasta que ustedes nos alcancen.🤔 (Después de todo no es como que tenga muchas opciones, por el momento deberé controlarme hasta recuperar todo mi poder)🤔.

- Bueno, en cuanto ella esté lista nos vamos. Así que dile que se apresure. No me gusta que me retrasen, ni mucho menos que me hagan esperar.(Dijo mirándolo con algo de molestia).

 

Azazel se encontraba en la que, hasta hace poco se había convertido en su habitación, estaba  mirándose en el espejo del baño, tomó una navaja y comenzó a cortar su larga cabellera platinada, sabía que podría ser peligroso el viaje, por lo que  decidió cortarlo.

Mientras pasaba la navaja por sus cabellos un recuerdo antiguo se hizo presente.

 

💠‘‘Recuerdo”💠

 


-a…za…zel. (Dijo una mujer con un cuerpo muy bien dotado, en tono risueño y seductor). Debemos cortarte ese largo cabello blanco, no quiero que en una misión sea el causante de que estés en peligro.(Se colocó detrás de Él mientras pegaba  sus pechos en su espalda). Es más fácil de que te dañen cuando tienes un cabello largo en una pelea cuerpo a cuerpo, o en una persecución, siempre tenlo presente.(Comentó mientras comenzaba a cortar el cabello del joven y tarareaba una melodía).

 

-Aagh…(Se quejó en tono serio y con  brazos cruzados mientras  hablaba).  Siempre andas quejándote de que debería cuidarlo porque su color es único, pero ahora que me han dado una misión de rango alto me dices que debo cortarlo.(Gruñó un poco). ¿Quién te entiende mujer?

 

-Amo el color de tu cabello, aquí es extraño que alguien lo tenga de esta forma, me duele el hecho de pensar que ya no te veré con él.(Confesó algo cabizbaja). Pero, por eso lo que corte lo juntaré y guardaré ; cada vez que cortes tu cabello, donde quiera que te encuentres, invoca mi fuego  para quemarlo, de esa manera tu hermosa melena llegará a mí; así, si estamos lejos, podré tener algo de ti para recordarte, y mi amor siempre estará en esas llamas que uses.(Comentó abrazándolo para terminar de cortar su cabellera) -Yo siempre te encontraré.(Sonrió con mirada seductora).

-No lo dudes.

💠“Fin del recuerdo”💠

 



Al terminar de cortarlo, invocó unas llamas color rosa muy llamativas, parecía que corazones se dibujaban en el fuego, tomó el cabello que ya se había cortado y amarrándolo en una coleta lo metió dentro de las llamas; estas al instante comenzaron a consumirlo, hasta que finalmente desapareció. Una sonrisa se dibujó en el rostro del albino, para después volver a su habitual semblante serio, y terminar de arreglarse para el largo viaje que los esperaba a él, y a la joven ama de la mansión, que años atrás lo condenó al exilio en el infierno. Pero sabía que su enojo, ya no era hacia la familia, si no al que ordenó que lo capturaran y aunque aún no sabía quién era, lo descubriría tarde o temprano, y lo haría pagar de la manera más sádica, y dolorosamente posible. Y algo le aseguraba en su interior, que lo disfrutaría y se deleitaría por eso.



(Mina )


(Lucius ) 

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