Capitulo 6 RECUERDO INFANTIL
La joven estaba por desplomarse en el inicio de la colina por la que había bajado cargando a un Azazel inconsciente; el cansancio era notorio en su cuerpo, puesto que se comenzaban a cerrar sus ojos.
Sus piernas fueron vencidas y cayó en medio del sendero; aunque ya no tuviera fuerzas para continuar, se negaba a abandonar al hombre.
No era solo la necesidad de que él, contestara a las preguntas que por años había estado guardando tan pacientemente; ni el hecho de que la hubiera salvado horas antes en la entrada de la cueva.
No, era algo más lo que la impulsaba; algo que aún no lograba comprender, no entendía el por qué, pero sabía con certeza que si se alejaba de Él, jamás volvería a verlo y eso la hacía sentir vulnerable.
Solo habían cruzado miradas una vez, pero eso bastó para que ella no quisiera dejarlo ahí, lo último que logró hacer fue aferrarse al cuerpo del chico mientras comenzaba a caer en una inmensa oscuridad.
-Vaya lío el que has creado hoy, parece que pudiste arreglártelas sin mi. (Comentó acercándose a ambos cuerpos, para cargarlos en sus hombros, como si de costales se tratase). Pero, mira nada más lo que me encontré; a un estúpido con mucha energía gastada y a una mocosa que no pudo estarse quieta.
-Me has tenido buscándote por todas partes, espero y Lucius me recompense con algo bueno, porque la verdad es que, si me he puesto a trabajar bastante por tus travesuras niña. (Suspiró).
-Bueno, no es como que me vallas a contestar; ambos están hechos polvo. Lo primero es sacar de peligro a la áma, si Lucius la ve en este estado me matará. (Emprendió su camino de vuelta a la gran mansión Bladewoods.)
Una vez que llegó , colocó a la chica en su recámara y mandó a las mucamas a que tratasen sus heridas. Después de que la joven estuvo fuera de peligro, se llevó al albino y lo recostó en la cama de una habitación alejada. Comenzó a dibujar grafemas en las paredes, ventanas y techo del lugar; salió de este, y una vez fuera; también dibujó dichos símbolos en la puerta. Cerró con llave, y se dirigió al despacho donde se encontraba Lucius mirando la hermosa noche por el enorme ventanal.
-He terminado con todo el trabajo, ese demonio no saldrá, he puesto los símbolos que me has dicho. (Declaró desinteresada, sentándose frente al escritorio del mencionado) . Y, nuestro pequeño retoño, esta fuera de peligro; no tienes que preocuparte por eso.
-Bien… Al menos, logramos encontrarla antes de que mandaran a más soldados. Deberemos retener aquí a ese demonio, no podemos dejar que la iglesia tome el poder de él; si lo hacen, estaremos en problemas muy serios, ¿quién sabe que atrocidades puedan hacer? con un nivel de poder como el que guarda ese imbécil.
Por ahora solo debemos mantenerlo con vida y también debemos evitar que mate a Karui, si lo hace será libre y todo el trabajo del ámo Henrrickson, así como el sacrificio de ambos habrá sido en vano.
Los siguientes días Karui despertó y tuvo una larga y muy exhaustiva conversación con Lucius por todo el alboroto que había causado, se le dejó en claro que se le diría todo cuando fuera el momento preciso, el cual aún no era, y también se le avisó que Azazel se quedaría con ellos por el bien del país, o el mundo entero; puesto que no sabían cuánto poder demoniaco podía tener el susodicho, sin contar que representaba un gran peligro para la humanidad.
Karui estaba en la sala de estar de su mansión mirando una carta que había llegado para ella de su tío Enrique, pero no se animaba a leerla, estaba preocupada por lo que fuera a decir la carta, haber entrado a su mansión y haberle causado problemas con miembros de la iglesia era motivo suficiente para que su tío la odiara, algo que sin duda no se perdonaría, debido a que le tenía mucho aprecio.
Pero sus preocupaciones fueron interrumpidas por los gritos de las mucamas que forcejeaban con la puerta de dicho albino que se negaba a aceptar la ayuda de la familia Bladewoods. Azazel no permitía que nadie entrara a su habitación, no quería comer y mucho menos quería portar las vestimentas que la familia le proporcionaba.
Karui se levantó del sillón en el que se encontraba y caminó hasta estar frente a la puerta del albino.
-Azazel, déjate de caprichos y acepta la ropa que se te está dando; mira que no es nada malo, no puedes andar con esa ropa andrajosa.- (Ordenó molesta, por ver cómo les daba batalla a las mucamas).
-No… Quiero. ( Fue lo que se escuchó por respuesta del otro lado de la puerta con una voz seca, gruesa y muy varonil, pero notoriamente molesta sin dejar de ser aniñada en la forma de expresarse.)
-He dicho, que lo aceptes de una vez; anda, abre la puerta ahora mismo. (Comenzó a forcejear ella también con la puerta, y a pelear con el involuntario invitado por horas sin éxito alguno).
-Apártense todas, señorita, yo lo aré entrar en razón. (Habló Mina despreocupada parándose frente a la puerta).
-Bien; con que el niño no quiere obedecer, veamos que hace ahora con esto.
De una patada rompió la puerta haciendo que los trozos de madera cayeran encima del chico en la cama; dejándolo algo atontado por segundos, cuando volvió en sí, miró a la explosiva anfitriona, con cierto aprecio muy familiar, que de alguna razón le recordaba a alguien.
-Ahora deja de andar renegando y ponte la ropa que es lo único que tenemos que te quede. (Lanzó la ropa en la cara y lo miró con la ceja enmarcada y algo molesta). Muévete chico, que no tenemos todo el día.
-He dicho… (Se calló al ver la mirada amenazante de Mina).
🤔(Pero… ¿cómo es posible? Digo, es una súcubo, lógicamente es de un rango muy bajo como para ordenarme a mí; pero, aun así tiene agallas, admito que su forma de ser me recuerda a ella… )🤔 (puso los ojos en blanco y tomó la ropa comenzando a vestirse para salir de la habitación detrás de la mencionada).
Llegando hasta la cocina, Mina lo amarró a una silla frente a la mesa, para que puedan darle de comer; nuevamente Karui y él, volvieron a pelear por un largo rato.
-He dicho que hábras la boca.(Reclamó la chica).
-Que… No. (Sentenció Azazel).
-Que si… Aagh, eres el ser más testarudo, odioso, y caprichoso que he conocido. (Expresó mientras le dedicaba una mirada de odio a Azazel).
-¡Ja!... Pues… Creo que pensamos igual, niña mimada, llorona, y sobre todo, miedosa. (La miró con desprecio y una sonrisa arrogante sin dejarse de ver en cierto modo infantil).
-Aaah, que,… comas. (Gritó mientras trataba de meterle la cuchara en la boca).
-Que… No… grrrr. (Gruñó y esquivó con su cabeza la cuchara de manera rápida para que esta no entrase a su boca.) Odio las verduras, y los alimentos humanos.
-Pero te hacen bien, aquí no hay comida para demonios; así que cómetelo.(Aclaró la joven).
-¡Que no!
-¡Que sí!
-¡Hayyyyyy! ¡Ya, cállense los dos! (Dió un golpe con ambas manos en la mesa mirándolos con enojo). ¡Ya me tienen harta! (Le quitó la cuchara a Karui, y jaló el plato con verduras de Azazel).
-M… Mi… Mina… Nunca, te había, visto, así. (Confesó con una sonrisa, intentando ocultar el miedo, por ver a la mujer enojada).
-A ver, niño, será mejor que hábras la boca y comas todo lo que está en el plato… (La interrumpió).
-Yo… No cómo miserias humanas, no lo are; así que, puedes quedarte con ese plato, y comértelo tu, porque yo jamás…
1. -¡Mira!... ¡Mocoso irrespetuoso! (Lo tomó por los cabellos y lo obligó a mirarla). - Te tragarás, hasta el último bocado,… No me la pasé cocinando, solo para que un malagradecido; diga que mi comida es una miseria. ¿Me OISTE?... ASÍ QUE, MAS TE VALE QUE EL PLATO QUEDE RECHINANDO DE LIMPIO; O TE JURO QUE PREPARARÉ ESTO TODOS LOS DÍAS, POR EL RESTO DE TU EXISTENCIA, MIENTRAS ESTÉS EN ESTA CASA, CON NOSOTROS. (Lo soltó de manera brusca y metió la cuchara en la boca de el a la fuerza, logrando que comiera).
-🤔(Es idéntica a ella, hasta en el carácter). 🤔 (Dijo en su mente mientras comía de mala gana los dichosos alimentos).
-Al terminar, te irás a asear, como una persona decente y sin reclamos. ¿¡fui muy clara!?
-Sí. 🤔(¿por qué le hago caso si es inferior?)🤔 (Pensó).
Mientras entraba al baño, de manera inexplicablemente sumisa; pero, no sin pensar en un plan para liberarse, no tanto de la mansión sino del intrigante poder de persuasión, de aquella chica tan familiar. Mientras elaboraba su escape se percató que se encontraba solo en el baño; y a lo lejos de la inmensa tina, lograba ver una pequeña ventana, pero que sin duda, sabiendo que podría pasar por ella, ahí estaba su libertad, a unos metros de él.
Sin pensar más se escabulló, a través del jabonoso boleto a la libertad; sin darse cuenta, Azazel había logrado escapar de la mansión; o al menos eso creía hasta que, un Lucius muy serio se encontró bloqueando su paso para llegar a la reja que marcaba el límite de la propiedad.
-¡Ja!... Míra anciano, no quiero herirte, no tenemos por qué pelear, solo deja que me largue.(Habló mientras comenzaba a caminar para pasarlo de largo, hasta que sintió, que Lucius lo sostenía del brazo).
-Lamento… Desilusionarte; pero, no puedo permitir que te marches. Mi ámo jamás me lo perdonaría. (Suspiró pesadamente).
- Ahora que están vinculados usted, y la señorita Karui, no puedo dejar que se marche; eso podría ser peligroso para mi áma, y prometí cuidarla como a mi propia vida.(Lo sostuvo con mucha más fuerza inmovilizando sus pasos).
Azazel se separó, quedando otra vez frente a frente. Lucius, cerrando los ojos, y acomodándose sus guantes blancos, para evitar que se resbalasen de sus manos, volvió a suspirar pesadamente; abrió los ojos y esperó en silencio a que el albino fuese el que diera el primer movimiento.
Azazel corrió hacia Lucius con la intención de azotarlo contra el suelo, pero al momento de golpear su cuerpo contra el del mayordomo; este rápidamente, esquivó al albino, y tomándolo por la camisa de vestir blanca que traía puesta, y sin mucho esfuerzo, lo levantó por los aires con una mano. Al momento de regresarlo al suelo lo jaló con mucha más fuerza y lo azotó dejando marcada la silueta de su cuerpo hundiendo la tierra. En una fracción de segundos Lucius sacó del bolsillo de su saco un pergamino antiguo, pequeño y lo colocó en la frente de Azazel.
-¡Mina!... (Habló autoritario pero relajado). - Encárgate de escoltarlo a su habitación, el sello no lo mantendrá dormido por mucho tiempo; así que apresuráte.
En cuestión de minutos, Mina apareció frente a ellos y tomó a Azazel inconsciente y como si fuera un costal, lo puso en su hombro y desapareció dejando a Lucius en silencio.
Mina se encargó de dejar a Azazel en su habitación cerrando y dibujando grafemas nuevamente en el interior de la habitación y la puerta; salió y cerró poniendo cadenas y candados, y se fue.
-Ya decía yo, que el maldito viejo estaría ahí como la última vez; debo burlarlo, aunque sé que no será nada fácil, al menos pude comprobar que runas están utilizando, ja. (Sonrió sínicamente, mostrando sus afilados colmillos). ¿Tan débil me consideran, para poner runas para demonios de nivel medio?…
Azazel esperó el momento en el que Lucius y Karui dejaron la mansión, para poder poner en marcha su plan de escape; logrando burlar a los sirvientes y a una Mina bastante enfurecida por no haber podido detenerlo. Todos estaban corriendo de un lado a otro, en busca del albino; pero desgraciadamente, no lograron encontrarlo por ninguna parte.
Azazel por otro lado, se encontraba ya de camino a uno de los pueblos cercanos; en busca de cualquier demonio que estuviera poseyendo al encargado de esa parte de la región, para buscar la forma de volver al infierno. Pero de camino a su destino, comenzó a tener pensamientos extraños a su parecer.
Pensaba en la joven ama de la mansión Bladewoods; razonaba en que por fin era libre, no volvería a aguantar sus malos tratos y sus reclamos por no obedecer a lo que ella le ordenase
No volvería a ser humillado, y obligado a comer alimentos humanos de una miserable e incompetente súcubo de rango medio, no escucharía los lloriqueos de las mucamas por intentar que el vistiera las ropas andrajosas de los humanos que a su ver, no eran más que miserias.
Era libre; pero, no se sentía así. No entendía que le ocurría, no podía explicar el sentimiento que su ser albergaba al pensar en los integrantes de esa mansión; pero, sabía que jamás se sentiría de la misma forma, si volviera a ser aprisionado por alguna familia noble, y codiciosa. Y como si de una ráfaga de luz se tratase; la imagen de Karui cruzó por su mente, la miraba sonriendo, llamándolo por su nombre, como muchas otras veces; pero esta vez, feliz.
Sintió un vuelco en su corazón, y una sonrisa traviesa se asomó en su rostro por unos segundos. Luego, la imagen de Karui se tornó oscura; la miró llorando, triste y llamándolo; pero esta vez, era diferente. Era asustada, ella le pedía ayuda.
Azazel detuvo de golpe sus pasos, gritó con frustración agarrando su cabello blanco con fuerza.
(Gruñó enojado por sus propias acciones y retornó su camino de regreso a la mansión Bladewoods). -¡Aaagh!... No puedo creer que estoy por hacer esto… ¿Tan bajo he caído?
Al llegar miró a los sirvientes de la mansión corriendo de un lado a otro buscándolo, le pareció graciosa esa acción, y sin que nadie lo notara, subió al tejado y se recostó en este; mientras apreciaba el atardecer, y esperaba a que volvieran Lucius y Karui a casa.
🎭🔥(...)🔥🎭
En otra parte, alguien se encontraba mirando desde un ventanal; la estruendosa tormenta, que azotaba en uno de los círculos del infierno. Apreciaba la extraña belleza del clima demoníaco, mientras bebía una copa de vino, muy antigua. La tormenta era feroz, y los truenos se hicieron presentes; dejando ver la mitad de una silueta femenina. Encantadora; pero, notoriamente letal, con una sonrisa psicópata, y unos ojos fucsia, brillante.
-Ya sabes que hacer. (Habló tranquilamente una voz masculina y rasposa).
-¡Jajajajaja!... Por fin,… Lo encontré… Por fin. Jajajajaja.- (Se escuchó la voz seductora de una mujer alejarse, mientras una puerta se cerraba)
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