Capitulo 11 MENSAJE



 El jefe de los centauros, Aristo, la joven, el albino y los guerreros, tanto alumnos como maestros se encontraban reunidos en el gran comedor para cenar, mientras las centáurides se encargaban de colocar los alimentos para todos. Una vez hecho, las hembras se retiraron dejando a los machos, al albino y a la joven.

Un silencio incómodo se alojó en todo el lugar; pues ya casi todos los estudiantes guerreros se habían enterado del alboroto que habían causado los visitantes, y aunque el jefe centauro insistiera en que no eran malas personas, no todos lo creían.

-¡Bien! ( Habló en voz alta Klok Sjef acaparando la atención de todos.) - ¡Como ya saben, tenemos dos invitados muy importantes!

Los murmullos no se hicieron esperar.

-Sé, que muchos tienen dudas sobre nuestros invitados, pero; les aseguro que son de fiar, no hay nada que temer. Ahora, demos gracias por los sagrados alimentos que se nos ha entregado, por nuestra buena cacería, cosechas y por la encantadora compañía.

Dicho esto los centauros guardaron silencio, cerraron los ojos, después de unos segundos agradecieron y el bullicio volvió; era como si las palabras de su líder hubieran apaciguado el nerviosismo de todos los presentes.

-Disculpe mi pregunta tan impertinente, pero, ¿a quién le rezan ?( Preguntó un poco avergonzada la joven).

Los centauros guardaron silencio tratando de ahogar las risas burlescas ante tal pregunta, pues creían que era algo irrespetuoso que siendo invitados no supieran al menos algo de sus costumbres o culturas, pero eso les daba risa pues los tomaban como personas ingenuas e ignorantes y en cierto modo si eran ignorantes de sus costumbres pero no eran ingenuas.

La chica al ver la reacción de los centauros ante su pregunta se sintió más avergonzada, pues ella procuraba siempre saber mínimo algo de los lugares que visitaba antes de hacerse presente, pero; no sabía nada con respecto a los seres mitológicos, se sentía mal y no sabía si el no saber nada de esos seres era bueno o no, por lo que terminaba más frustrada.

El albino se mantenía calmado y en silencio, por su parte Klok Sjef se sorprendió pues, realmente no esperaba que la primera pregunta de la joven fuera esa. Esperaba que preguntara sobre los asesinatos o sobre su estilo de entrenamiento, de las leyes pero, no directamente a sus costumbres y creencias y aunque no lo esperaba; no le molesto en absoluto, pues el conocimiento es una virtud muy poderosa y esta joven se notaba que tenía sed de aprender más y más, y eso sin duda era algo que le agradara mucho.

-Bueno jovencita, nosotros le rezamos, a Quirón. (Comentó un tanto alegre).

-Pero, Quirón no era un Dios, entonces… (Habló la doncella en voz baja, pero de manera que el centauro la escuchara).

-¿Por qué le rezamos? (Preguntó completando la frase de la chica.) - Bueno señorita, cuando se formó el tratado de paz, hubo una enorme controversia, pues éramos famosos y no por razones que nos enorgullezcan. Muchos seres mitológicos no tenían fe en que nosotros lográramos respetar las reglas del tratado y eso no era alentador, en ese entonces solíamos adorar a Dionicio y él no era un buen ejemplo de adoración pues ya tenía antecedentes para nada honorables. Los nuestros eran seres perversos, incluso entre nosotros y eso nos ponía como blancos de las críticas.

Cuando mi padre Klarhet (Klaguets) asumió el cargo tubo ideas que al inicio eran muy difícil de aceptar, muchos se opusieron, se rompió nuestro estilo de vida, nuestros hermanos más antiguos creían que eran blasfemias los cambios que mi padre proponía para que los demás seres nos aceptaran y confiaran en nosotros.

 Hubo conflictos entre nosotros mismos, muchas vidas se perdieron en ese tiempo, pero el cambio ocurrió; mi padre logró crear nuevas leyes, seguiríamos el ejemplo de Quirón para ser mejores seres, y con eso demostrar a los demás que podíamos cambiar y adaptarnos a las reglas.

-¡Su padre es asombroso, señor! ( Comentó la joven entusiasmada y eufórica por la historia). -Sería un honor conocer algún día al hombre que logró ser parte de la paz entre las dimensiones de los reinos. (Sonreía alegre la joven).

-Me temo que eso no será posible señorita. (Comentó con tono tranquilo pero triste el centauro) -Verá, después de que mi padre lograra llevar las reglas de nuestro grupo a los jefes del tratado de paz, él… (Habló mientras la voz se le quebraba) - Fue asesinado. ( Bajó la mirada por un momento para calmarse por tales recuerdos).

La joven quedo anonadada por lo que el jefe de los centauros acababa de decir, mientras que Aristo esquivaba la mirada con un semblante triste.

- Yo, lo lamento tanto, no fue mi intención…- (Trató de disculparse la chica pero fue interrumpida).

-¡No se preocupe! Al fallecer mi padre, tuve que asumir el puesto y con eso, llevé a cabo todos los planes que el dejó por escrito; logrando que su muerte no fuera en vano, con eso, logramos ser lo que hoy en día somos y aunque aún en este tiempo hay seres que siguen creyendo que jamás cambiaremos, ya no son tantos como antes.

Hemos demostrado que, aun los seres en los que nadie tiene fe, pueden cambiar; así que me siento satisfecho con eso. Después de todo, no siempre le agradaremos a todos, así que no nos preocupamos por cosas que no valen la pena. (Finalizó el hombre sonriendo).

- Y… ¿Cómo sobrellevan el tema de los asesinatos con esto?; digo, ¿no les afecta que les culpen por algo que no ha sido demostrado?(Preguntó la doncella con preocupación).

-¡Nosotros no hemos asesinado a nadie! Desde que se llevó a cabo el tratado de paz, jamás hemos dañado a un ser humano, incluso nos hemos limitado a hablar con ellos para evitar malos entendidos. (Gritó uno de los centauros que se encontraba del otro lado del gran comedor, produciendo un sonido contundente al dejar caer sus manos contra la enorme mesa de roble oscuro). -¡Si solo han venido a buscar la manera de culparnos, les sugiero que se larguen de una vez por todas! (Les dirigió una mirada con ira). - ¡Aquí no encontrarán nada para inculparnos por algo que no hemos hecho! (Finalizó levantándose estrepitosamente para salir del lugar, azotando las puertas todo eufórico).

-Discúlpenlo, él, no se ha tomado nada bien lo que está ocurriendo; verán, Oksemackt (uksemackt) era amigo de la chica que los aldeanos encontraron en el lado este del bosque. (Dijo en tono triste).

El, quería ayudarla, y bueno como ven no pudo; solo encontró su cuerpo sin vida, y los humanos lo encontraron a él en el momento que lamentaba la muerte de su amiga.( Los miraba un tanto apenado)

-No suele ser muy sociable, así que los pocos amigos que ha logrado tener, son importantes para él; sé que si hablamos con calma, cooperará, y más si se trata de encontrar al asesino de su amiga.

Después de la cena, todos se fueron a sus respectivas habitaciones; Aristo por su parte acompañó a los jóvenes en un recorrido por el lugar para que estos no se perdiesen en caso de que quisieran salir.

-¡Bueno, y hemos terminado de regreso a la sala! Si aún no tienen sueño pueden quedarse aquí; después de todo esta habitación da a la biblioteca, el comedor, la oficina de mi padre, el pasillo para las habitaciones y…(hablaba enumerando con los dedos mientras mencionaba los cuartos) - ¡Aaah! por cierto. (Comentó alegre) -Mi habitación está al lado de la oficina de mi padre, si ocupan algo, solo pídanlo. (Finalizó con una radiante sonrisa, para después salir de la sala a su habitación).

-¡Bueno, al menos a salido todo bien, ¿no crees? (Dijo mirando al albino).

-mmm…- (hizo un sonido para contestar en modo de afirmación) -Deberías, dormir, niña. Mañana será un día agitado. (Comentó para ir a su habitación). – Lo presiento.(Susurró para sí mismo las últimas palabras).

A la mañana siguiente, las centáurides que había conocido la joven el primer día que había llegado, la despertaron para vestirla de la manera que, según ellas, sería la más indicada para el exterior, y cómoda. Después de esa mañana tan animada, Karui se encontraba caminando a un lado de Aristo, Oksemackt y Azazel, rumbo al portal que conectaba al bosque humano, con el mágico. Una vez que traspasaron el umbral, la joven observó el entorno. Oksemackt tardo un poco en cooperar con la investigación del culpable de los asesinatos, pero como él, también quería que este pagara por sus actos dejó de oponerse, y se encontraba mostrándoles el lugar donde se encontró con el cuerpo de la chica el día que los humanos lo miraron.

-Sara, era una chica feliz. (Habló con una sonrisa llena de nostalgia).- Ella y yo nos conocí… (Un disparo resonó no muy lejos de ellos interrumpiendo la conversación).

Rápidamente los centauros tomaron a sus acompañantes colocándolos en sus lomos para dirigirse al lugar y ver lo que ocurría.

Al llegar, pudieron ver a un joven con una escopeta de caza, tirado en el suelo, asustado como si hubiera visto su peor pesadilla; sin perder tiempo Karui bajó del lomo de Oksemackt, pues él fue quien la tomó al momento de emprender camino. Al intentar acercarse al chico, Azazel la sujetó firmemente del brazo, pero sin llegar a lastimarla y le dedicó una mirada seria.

-Si sigues siendo, tan negligente con tus acciones, me darás más trabajo. (Habló sin emoción alguna para después dirigir una mirada seria al chico). - Yo me acercaré, tu quédate junto a Aristo y Oksemackt. (Demandó con tono autoritario pero tranquilo, para alejarse rápidamente antes de que pudiera alegar la chica).

Una vez que Azazel estuvo frente al joven, sin ningún tipo de cuidado, o delicadeza lo tomó del cuello de la camisa y lo obligó a levantarse, el chico estaba en shock; no prestaba atención a lo que estaba ocurriendo, simplemente miraba un punto fijo en el bosque, como si esperara a que algo saltase de ese punto para atacar. El albino lo miró con más detalle, se dio cuenta de que era el mismo muchacho que entró en la taberna del pueblo siguiendo al cazador del día que se habían internado en el bosque.

 -¿Qué haces aquí? ( Preguntó con un tono serio pero calmado mientras lo soltaba, el chico no respondió, solo temblaba en su sitio, mientras su vista seguía clavada en el mismo punto. Azazel miró en la misma dirección, pero al hacerlo parecía no haber nada).

-¿todo esta bien? (Preguntó la joven en voz alta acercándose con los centauros a su lado).

El albino no respondió, cerró los ojos mientras su rostro se tornaba un poco molesto, trataba de concentrarse; cosa que no conseguía pues los centauros y la joven ya habían comenzado a hacerle preguntas al muchacho, obviamente sin conseguir respuestas. Un hecho que comenzaba a irritar bastante a Azazel.

-¡SILENCIO! (Demandó en tono fuerte e intimidante, logrando su objetivo, ya que los centauros y la joven se pusieron nerviosos al instante).

-Tus ojos, aza… (Trató de hablar la chica pero fue interrumpida por el ya mencionado).

- No tienes de que preocuparte. ( Afirmó mirando hacia otro lado, ya que las miradas que le dedicaban los tres lo incomodaban).

-El…m…monstruo…e…el… (Tartamudeaba el muchacho mientras miraba en el mismo sitio). - El m…me atac…atacó… (Cómo pudo logró articular la frase el joven).

-¿Lograste ver cómo era? o… (Preguntó Aristo).

- ¿Hacia dónde se fue? (A completó Oksemackt).

-¡Eres Tobías! ¿cierto? (Preguntó la doncella).

-s…si… si, soy Tobías Sálvin… Me preparo para, ser cazador, como el señor Lowell. (Dijo tratando de calmarse).

Mientras los dos centauros y la doncella, trataban de ayudar a Tobías, Azazel caminó hacia un árbol que se encontraba en la dirección a donde el muchacho miraba antes de poner atención a Karui y los centauros; una vez delante de el, pudo notar una perforación con bala que, seguramente fue hecha por el joven en el momento en el que escucharon el disparo. Los ojos del albino, brillaban de un tono ámbar más fuerte de lo usual. Notó un rastro de niebla negra que comenzaba a desaparecer rápidamente.

Regresó con los demás en silencio como de costumbre; cerró los ojos y al abrirlos nuevamente sus ojos regresaron a su color habitual. Dirigió una última mirada en donde minutos antes se encontraba la niebla, pero; al mirar, no había absolutamente nada.

- Extraño. ( Comentó en un susurro para sí mismo pero, que la joven pudo escuchar).

-¿Qué es extraño? (Preguntó la chica dejando de lado a los dos centauros, cuya atención estaba en Tobías).

-Recupero mi poder lentamente, y con esto, mis habilidades. ( Dirigieron su vista de nuevo al mismo sitio de antes).

-¿Encontraste algo interesante? (Preguntó dudosa la joven).

-Por así decirlo. (Dirigió su vista a Karui). - ¿tú no logras ver nada en ese sitio? (Comentó mientras señalaba el sitio en el árbol donde estaba la marca del disparo).

- Además de la marca de bala, no, nada… ¿Por qué?( Preguntó con curiosidad).

-En el infierno la vista es diferente; lo que para los humanos no es visible para algunos de nosotros sí. Cuando un demonio, o ser con presencia demoniaca se marcha de algún lugar en el mundo humano, deja un rastro que para los humanos es imperceptible; si el ser tiene la capacidad de ocultarlo puede hacerlo, pero no funciona con aquellos seres de rangos mayores.

-¿Quieres decir que los centauros y tu pueden ver algo que para mí es imposible? ( Preguntó nuevamente la joven con interés).

-No es imposible del todo. (Suspiró cansado).- Si un ser de rango mayor quiere y tiene la capacidad, puede darte un poco de su visión para que puedas ver lo que los ojos humanos no tienen permitido. De esa manera podrías identificar si es un ente, ser maligno o celestial. Los centauros al ser seres mitológicos no pueden ver todo lo que concierne a los seres espirituales, es decir; demonios o ángeles, a no ser que el ser no oculte su rastro.

-No entiendo. (Comentó incómoda la joven).

(Azazel suspiró pesadamente). - Los centauros son de un rango menor, a comparación de un tipo en específico de demonios o ángeles, el ser que buscamos tiene energía demoniaca; lo que significa que, o está infectado de alguna manera por un demonio, o es un demonio de rango más alto al de un centauro para poder ocultar su rastro.

-Y … ¿cómo saber si es de un rango mayor o menor? (Preguntó Karui completamente interesada).

-Eso es algo que se puede hablar en otro lugar y momento, aquí no es el sitio indicado y mucho menos con el trabajo que tenemos ahora. (Comentó arqueando una ceja mirando a la chica).

-¡Ooh! Tienes razón, lo siento aza… (Habló sin terminar la oración por ser interrumpida nuevamente).

-No importa, sigamos. (Comentó para regresar donde se encontraban los centauros y el joven Tobías).

Después de un rato de meditarlo y tratarlo entre los cuatro la mejor decisión que tomaron fue llevarse con ellos al joven Tobías para que les pudiera relatar con más calma y a detalle lo que le había ocurrido.

🍻🌲“En la cabaña del jefe centauro”🌲🍻



-La verdad, es que en el pueblo se habló de los asesinatos de unos hombres, antes del asesinato de Sara. (Confesó el muchacho, ahora más calmado, con una taza de té en sus manos).

-¡Eso! ¿Qué tiene que ver con qué horas atrás te encontráramos asustado en el bosque? (Preguntó Oksemackt dudoso).

-Todos los casos tuvieron algo en común. (Hizo una pausa pequeña para darle un sorbo al te, hecho esto prosiguió). -Todos eran pretendientes para Sara.

-¡Espera, quieres decir que! ¿todos murieron al estar comprometidos con ella? (Comentó Aristo asombrado).

-Así es. (Bajó la mirada). - Sara era muy hermosa, era normal que tuviera muchos pretendientes interesados por su belleza, pero; no merecía lo que le ocurrió. ( Habló con resentimiento).

-Pero ¿por qué morirían ellos si después moriría ella? (Preguntó Karui). – A demás… ¿Qué relación tenia usted con la joven Sara?

-Yo, fui su ultimo prometido. (Desvió la mirada apenado). -Yo, admito que siempre estuve enamorado de ella; el sentimiento era mutuo. (Dijo sonriendo con nostalgia). -Éramos mejores amigos, al enterarme de que Sara se había comprometido la busqué para hablar con ella, no me malentiendan; todos sus pretendientes eran idiotas, sin ofender.

Los centauros y la joven miraban con atención a Tobías, mientras que Azazel se encontraba sentado y de brazos cruzados en uno de los sillones al lado de la chica.

-Ella me contó que odiaba estar comprometida con el primer sujeto, dijo que de una u otra forma conseguiría que el compromiso se rompiera, aunque nunca me dijo cómo, cuando me entere de que su prometido estaba muerto volví a hablar con ella, y me confesó que ella no había hecho nada, que simplemente antes de acostarse a dormir pidió a las estrellas que su matrimonio no se llevara a cabo y al despertar su prometido había sido asesinado. Nunca se supo por qué o cómo. Solo murió, así fue pasando con cada prometido que tuvo; a pesar de los comentarios de los aldeanos, ella nunca dejó de sonreír, decía que cada que sus padres la comprometían con alguien, ella volvía a pedir en su ventana por la noche que el compromiso no se efectuara. Y el pretendiente aparecía muerto al llegar el alba. (Mencionó mirándolos por unos segundos dándole un sorbo al te pero demostrando un temor por lo que narraba).

-Ella decía que me esperaría hasta que yo juntara el dinero necesario para poder presentarme ante sus padres y pedirla en matrimonio, pero cuando eso pasó, ella me contó que algo en la noche la visitó, que no sabía que era o quién, pero, que la observó hasta el alba una vez que pedí su mano, dijo que alguien estuvo en su habitación, ese alguien parecía molesto y le gritó que, ¿por que ahora no pedía que su matrimonio se disolviera? Ella contestó que no necesitaba que eso pasara, puesto que el hombre con el que se casaría era el que ella deseaba. La voz de ese ser se escuchó en toda su habitación, dijo que le provocó terror a un grado inimaginable, esa cosa le dijo que jamás permitiría que ella estuviera con alguien que no fuera él. Y desapareció.

Un día antes del día de la ceremonia para unirnos, recibí una carta de Sara citándome al punto norte del bosque; así que fui sin dudarlo, pero al llegar solo encontré una carta de parte de ella. Después de eso me enteré de que ella estaba desaparecida, hasta que encontraron su cuerpo sin vida. ( Finalizó el joven limpiando con las mangas de su abrigo las lágrimas que corrían por sus mejillas).

-Disculpe joven Tobías, pero de casualidad… ¿traerá la carta de Sara consigo? (cuestionó la doncella).

31/07/1916

 Para: Tobías Salvin

       Si pudieran elegir el lugar en que quieren vivir… ¿cuál sería?

Un día mi padre nos hizo esa pregunta a mamá, mis hermanas y a mí.

No tardé en responder, dado que sabía perfectamente la respuesta.

Obviamente sería en el bosque, le dije a mi padre, amaba la flora y fauna de esos lugares.

Mi esposo deberá dedicarse a la casería para poder mantenernos a mí y los veinte hijos que lleguemos a tener.

Bueno, tal vez exageré un poco lo de los hijos.

Realmente cuando le contesté esto a mi padre, pensaba en ti.

Éramos amigos en ese momento, pero para mí, tú eras más que un amigo.

Eras la persona con la que quería pasar mi vida entera.

Siempre creí que jamás me tomarías en cuenta hasta que me confesaste que te gustaba.

Ahora sé que nunca encontraré a un hombre como tú en mi vida.

Si pudiera regresar el tiempo para arreglar mis errores, créeme que lo haría sin dudar; y les diría a mis padres desde un inicio que tú eres y serás siempre el hombre al que le pertenecerá mi corazón.

 Mi alma siempre te recordará, por ser la razón de mis alegrías.

 Oraré al Dios de las alturas, para que te vaya bien en tu día a día, aunque ya no pueda estar a tu lado.

  Desearía con todo mí ser poder ser tu esposa, poder tener hijos a tu lado y envejecer juntos.

 En ocasiones las personas por más que se amen no pueden estar juntas, y desgraciadamente eso nos a pasado a nosotros.

 Odiaría que algo te pasara por un error mío, por eso quiero que sepas que lo que pasé de ahora en adelante no es tu culpa, te amo y siempre te amaré y aunque no pueda ser yo la mujer con la que estés, para mi tu siempre serás el hombre de mi vida.

Atte. Sara Berry

Una vez que finalizó de leer en voz alta la joven, todos quedaron en silencio por unos minutos.

-¡Seguimos sin tener idea de quién es el asesino! ( Comentó frustrado Oksemackt).

-Creí que al menos en la carta te diría quien es el responsable. (Dijo desanimado Aristo).

-¿Porque dejaría una carta común antes de morir, si sabe que en ella puede escribir el nombre de quien la está dañando? (Cuestionaba Karui).

-Qué manera más estúpida tienen los humanos para plasmar lo que realmente desean. (Replicó Azazel sin abrir los ojos, con un tono de fastidio).

(Tobías se levantó de su asiento junto con Oksemackt, y se pararon frente al albino con molestia). -Admito que me hubiera gustado que me dejara una pista del culpable de lo que está ocurriendo pero, no te permitiré que hables así de las últimas palabras que me dejó ella. (Gritó con enojo).

-Pero, si más idiotas no se puede ser. ( Comentó sentándose en su lugar de manera correcta).

Aza… (Intentó decir torpemente mientras era interrumpida).

-¡Mocosa, dame esa carta! (Karui no muy convencida, le dió la carta a Azazel).

 Después de que tomó la carta, pidió un bolígrafo o pluma y tinta para escribir junto a otra hoja en blanco.

-¿Para qué deseas las cosas?(Preguntó Aristo).

-¡Ha! ¡no creo que sea para ayudar! ha dejado en claro que las últimas palabras de una dama son estupideces. ¿Qué podríamos esperar de alguien como el? ( Comentó molesto Oksemackt).

-Lo único que haré, será callarles la boca de una vez por todas, se necesita tener un poco más de inteligencia para darse cuenta de que esté intento de carta, no es más que un código que hay que descifrar para descubrir lo que realmente quería decir la joven Berry. ( Dijo de manera calmada el albino).

-¿A qué te refieres? (Cuestionó Aristo con curiosidad).

-Yo también creo que quiso dejar algo más en la carta, aunque no se bien ¿cómo? o ¿que? (Aclaró la chica).

El albino comenzó a subrayar las letras en mayúsculas de la carta, una vez que terminó, comenzó a escribirlas en la hoja limpia en orden de arriba hacia abajo tal y como se iba leyendo. Después de hacerlo dejó la hoja en la mesa de la sala para que todos pudieran leer lo que decía el papel.

“S U N O M B R E E S A S M O D E O”

-Sigo sin entender. (Comentó Oksemackt).

(Azazel rodó los ojos algo irritado). - Si separamos las letras formando palabras conseguiremos una oración. (Explicó el albino mientras volvió a escribir más abajo las mismas letras recreando lo antes dicho).

-Es decir, de esa manera conseguiremos esto. (Dijo mostrando nuevamente el papel).

“SU NOMBRE ES ASMODEO”

Los centauros, el chico y la joven, mostraban asombro por lo que el albino acababa de hacer, mientras ellos seguían sin entender como había logrado descifrar la carta de la joven Berry; Karui solo sonrió ante la situación, aunque le sorprendía, sabía que Azazel era capaz de eso y mucho más y el tenerlo en esos momentos representaba una ventaja ante la situación.

Tanta fue la admiración de la joven que no notó que el albino la miraba discretamente atentó a cada minúsculo detalle que expresaba la chica.

El demonio, sin duda se sintió extraño al mirar dicha expresión, que al momento era desconocida en la joven.

-Extraño. (Susurró el albino mostrando una leve sonrisa por unos segundos, para volver a su habitual semblante). – (Es capaz de transmitir su aura positiva y pura sin darse cuenta, es… (pensó intrigado, pero a la vez con un toque de satisfacción). – Interesante. ( Volvió a susurrar para sí mismo, pero esta vez la joven logró escucharlo).

-¿Qué es interesante? (Cuestionó Karui logrando que los que se encontraban celebrando regresaran a la pregunta que en verdad importaba… ¿Quién era Asmodeo?)

-Asmodeo, es un demonio, un príncipe para ser exactos. (Habló mirando a los presentes). - Se le conoce de muchas maneras pero, las más conocidas son: Asmodeus, Asmodeo, Asmodai o Sinoday; es uno de los tantos príncipes de los demonios. Viéndolo bien, tiene mucho sentido ahora todo esto.

-¿A qué te refieres?... ¿Cómo puede tener sentido?... (Preguntó Aristo).

-Hay historias desde su origen hasta su forma de ser, física y mentalmente. Una historia muy conocida en el clero es, donde él se “enamora”. ( Comentó remarcando comillas con sus dedos a la hora de decir la última palabra). -Aunque, yo lo veo más, como una obsesión.

-Tampoco comprendo. ( Habló Oksemackt).

(Azazel suspiró ). - Por amor al hades, dame fuerzas para no mandarte a estos idiotas. (Murmuró fastidiado).

- La historia relata, que Asmodeo viajaba por el mundo humano llevando desgracias y todo eso, hasta que se enamora de Sara. (Todos los presentes miraron al albino con más atención). -Sara, la hija de Raquel, y cada vez que ella contrae matrimonio mata al marido durante la noche de bodas. (Los centauros y los jóvenes se miraron unos a otros entendiendo más el asunto). -Se dice que logra matar a siete de ellos, logrando así que el matrimonio no se consuma.

-Eso ahora si tiene sentido. (Comentaron los dos centauros a la vez).

-Y… no solo eso, después de esos incidentes, Sara se compromete con un joven, llamado Tobías. (El joven de dicho nombre tragó en seco haciendo un gran ruido). -Hijo de Tobit. El recibe ayuda del arcángel…(El albino cerró los ojos por un momento concentrándose).- ¡Aaah! si Rafael, según se dice, le enseñó el método para librarse del demonio. (Comentó desinteresado).

-Y… ¿Cuál es ese método? (Preguntó Karui).

-Se debe tomar un pez, y le deben arrancar el corazón, los riñones y el hígado, luego se colocan sobre brasas. Asmodeo no soporta los vapores desprendidos de esta manera, así que en cuanto los huela huirá a alguna otra parte.

-Pero si huye, le pasará lo mismo a otras personas, es decir si se “enamora”. (Comentó remarcando con los dedos la última palabra el joven Tobías).

(Azazel contestó). - Si, si se obsesiona con otra doncella, le hará lo mismo que les pasó a Sara y a ti.

-¡No podemos dejarlo suelto! ¡Debemos detenerlo para que no le haga más daño a otros! (Habló la joven decidida).

-Bien… (Gruñó Azazel). - Ustedes ocúpense de preparar el ritual, y yo, me encargaré de Asmodeo. (Finalizó fastidiado).

-¡No podrás tu solo contra él, podría matarte! (Inquirió Oksemackt). - ¡Te ayudaremos!

-Ustedes ocúpense de lo acordado, y yo me encargaré de lo demás, no moriré por una basura como el. (Habló con tono serio y con una voz un tanto más fría de lo habitual).

Dicho esto el demonio dejó a los demás en la sala mientras que este se dirigía a su habitación para descansar. Sabía que vería a uno de sus tantos hermanos, a los que no había tenido interés de conocer en su estancia en el infierno.

 Pero eso era lo que menos le preocupaba. De hecho le hacía sentir emoción puesto que cuando estaba ahí, llegó a escuchar lo fuerte que se suponía que era y el hecho de probar, y ver si era cierto le atraía.


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